Un entorno de árboles nativos, una flora y fauna privilegiada y sobre todo tranquilidad. Es lo que buscaban parte de las familias afectadas por el incendio forestal en Bulnes, que a la fecha lleva al menos 12 viviendas reducidas a cenizas.

Es la historia de María Reyes y su esposo. Ambos dedicaron su vida a la crianza de sus hijos hasta que terminaran sus estudios.

Con la meta cumplida, se propusieron juntar dinero para comprarse un casa de veraneo en el sector de Libuy.

Hace un par de años, cumplieron su gran sueño: una casa de 72 metros cuadrados, grandes ventanales y un terreno para disfrutar de una vista llena de vegetación, según contó a La Radio.

Incluso, pensaron en cambiarse en un tiempo más de forma definitiva. Sin embargo, el fuego decidió otra cosa. No alcanzaron a disfrutar ni una de sus vacaciones completas.

María cuenta que en la casa estaban todos sus ahorros. “Qué le vamos a hacer. Hay que tirar pa’ arriba no más con la ayuda de Dios. Lo importante es dar gracias a Dios porque no nos pasó nada a nosotros”, dice desde los cimientos de lo que fue su casa.

Otro vecino del lugar, Román Ortiz, fue sin duda el más afectado por el incendio. Llevaba trabajando más de 17 años en su terreno de 21 hectáreas, en las que tenía 2 camionetas, un auto, tres tractores, viviendas, oficinas y un cultivo de arándanos de 8,3 hectáreas. Cinco minutos bastaron para perderlo todo.

A pesar de los intensos trabajos de bomberos y brigadas de Conaf por tres días, fueron más de 500 hectáreas las que resultaron afectadas en Bulnes.

En tanto, en el sector de San Antonio de Dadi, Florida, 2 bodegas y una casa de veraneo también fueron afectadas, en un siniestro que ya supera las 1600 hectáreas consumidas.

La preocupación de los vecinos es latente, y prefieren quedarse a dormir en carpas en las cercanías de sus viviendas ya que señalan que la velocidad del viento y las altas temperaturas pueden en cualquier momento acabar con lo poco que les queda.

Mira aquí la nota de Canal 9 Bio Bio TV: