Wahida Mohamed es una mujer iraquí de 39 años y que pasó de ser dueña de casa, a líder de una brigada que lucha contra la invasión del Estado Islámico (EI).

La mujer se ha transformado en una soldado respetada entre sus pares y ha ganado una fama de despiadada, debido a sus enfrentamientos contra miembros del EI, incluso la acusan de sobrepasarse e infringir los derechos humanos.

“Dirijo una brigada de combatientes conocida como la milicia de Um Hanadi. La creé yo misma para enfrentar al terrorismo del Estado Islámico”, cuenta Mohamed en una entrevista que entregó a diario El Mundo de España.

Su brigada la integran 125 hombres y hace 2 semanas le quitó al EI Shirqat, pueblo natal de la mujer y ubicado a 80 kilómetros de Mosul, capital de la organización terrorista en Irak y segunda ciudad más importante de ese país.

“Yo antes -rememora- era una mujer normal, un ama de casa corriente que cuidaba a sus retoños. Hasta que estalló esta guerra. Ahora soy una líder en la batalla que no abandona el frente ni un solo minuto. Dedico una hora al mes a visitar a mi familia (…) Toda la gente me mira con orgullo. Mis seres queridos me consideran su padre y su madre, la responsable de todo”, exclama la mujer.

Pese a compartir poco tiempo con su familia, Wahida ha sufrido la perdida de varios parientes a causa de la guerra, lo que explica en parte su extremada aversión contra el Estado Islámico.

“En los últimos dos meses he perdido a seis miembros de mi familia. Los terroristas asesinaron a mi padre y cuatro de mis hermanos; cortaron las manos de otro y destruyeron con explosivos nuestro hogar y un pequeño corral”, rememora.

Debido a esta situación, se ha hecho cargo de su clan familiar que agrupa a 25 personas, incluyendo mujeres y niños en su mayoría, además de dos de sus hijas de 22 y 20 años, a quienes ha entrenado para que tomen su legado en el frente de batalla de ser necesario.

Violencia contra yihadistas

Un rasgo que ha caracterizado a la mujer es su crueldad y violencia frente a los yihadistas, por quienes declara un profundo rechazo.

“Estoy orgullosa de matarlos con mis propias manos. Tanto como ellos, que transitan el camino equivocado, presumen de asesinar a los nuestros. Quien no lucha por su tierra no merece ser iraquí”, confiesa.

Decapito a los yihadistas y cocino sus cabezas para humillarles(…) Es el destino que se merecen por matar inocentes, expulsar de sus viviendas a cientos de familias y destruir textos sagrados suníes y chiíes. Es lo que hacemos y lo que vamos a seguir haciendo. No dejaremos de profanar sus cadáveres. Son un enemigo feroz”, agrega Wahida.

Pero además, la mujer también toma fotografía de los cadáveres de sus enemigos y de los cuerpos hervidos, imágenes que difunde a través de internet y redes sociales, aunque reconoce que lo hace como parte de una estrategia para debilitar al otro bando.

“Divulgo las fotografías como parte del mensaje a esa banda de infieles. La mitad de la guerra se gana en los medios de comunicación. Para los terroristas resulta muy problemático que una mujer decapite las cabezas de sus camaradas, que alguien del sexo femenino sea capaz de ofenderles de tal modo”, explica.

Sólo en el último mes, la mujer ha cobrado la vida de 18 miembros del Estado Islámico y ahora se prepara para ir a combatir a Mosul, con el objetivo de arrebatar el principal bastión yihadista en Irak y donde están algunos de los principales pozos petroleros que permiten el financiamiento de la organización.