El banquero británico Rurik Jutting secuestró y torturó a una de sus víctimas durante tres días, declaró el fiscal este lunes, primer día del juicio por el asesinato en 2014 de dos jóvenes indonesias en Hong Kong.

El exestudiante de Cambridge de 31 años, que filmó a sus víctimas con su teléfono inteligente, es pasible de una pena de cadena perpetua.

Rurik Jutting se declaró “no culpable” de los asesinatos, defendiendo su “responsabilidad atenuada”, aunque reconoció haber cometido dos homicidios involuntarios.

Estos últimos cargos fueron rechazados y el acusado será juzgado por doble asesinato durante tres semanas ante la Alta Corte de la excolonia británica. Se trata del caso de asesinato más importante de la última década en este territorio del sur de China.

Sumarti Ningshi y Seneng Mujiasih, ambas de una veintena de años, fueron halladas muertas en el apartamento de alta gama del acusado, en el barrio de Wanchai, el 1 de noviembre de 2014.

Fue el propio Jutting, exempleado del Bank of America Merrill Lynch, quien avisó a la policía.

El juez Michael Stuart-Moore advirtió al jurado que las imágenes tomadas por el acusado eran “verdaderamente muy chocantes”. “El acusado incluso grabó una parte de las torturas que infligió a la primera víctima”.

Según el fiscal John Reading, el acusado torturó a Sumarti Ningsih durante tres días antes de matarla en la ducha con un cuchillo de sierra.

Ningsih, en Hong Kong con un visado de turista, ya había tenido relaciones sexuales de pago con Jutting, aunque le pidió que le pagara sólo una parte de la suma para poder irse, pues éste había sido violento con ella.

Al final, aceptó verle de nuevo el 26 de octubre a cambio de una cantidad de dinero no precisada.

Tras su muerte, el acusado la envolvió en unas lonas de plástico y la metió en una maleta, según Reading. Jutting contó en una grabación cuánto le había gustado matarla y que no habría podido hacerlo sin consumir cocaína.

El 31 de octubre, Jutting se reunió por primera vez con Seneng Mujiasih, en Hong Kong con un visado de empleado doméstico, en un bar de Wanchai y le propuso pagarle a cambio de tener relaciones sexuales con él.

Anteriormente, éste había escondido debajo de los cojines del sofá dos cuchillos y había comprado un martillo, un soplete y cuerdas de plástico, según la acusación.

“El acusado contó a la policía que salió esa noche en busca de una presa y que Mujiasih era su presa“, lanzó Reading.

La degolló poco después. Al llegar al lugar, los policías la encontraron yaciendo sobre un charco de sangre.

Unas horas después, en el balcón, descubrieron el cuerpo en descomposición de la primera víctima.

Delante del tribunal, un pequeño grupo de manifestantes miembros de asociaciones de ayuda a los inmigrantes indonesios pidieron un “juicio rápido y justo” así como indemnizaciones para las familias de las víctimas.