Personal carcelario estadounidense fue acusado de estar relacionado con la muerte por deshidratación de Terrill Thomas, un recluso que padecía una enfermedad mental, cuyo abogado dijo que murió “torturado” en 2016, “rogando por agua”.

El escándalo sacó a la luz el lado oscuro del sistema penitenciario de Estados Unidos, que tiene una de las tasas más altas en el mundo de encarcelación y desproporción en el encierro de negros e hispanos.

“Las acusaciones criminales contra funcionarios del Gobierno por la muerte de un preso son excepcionalmente raras”, dijo el abogado de la familia del recluso fallecido, Erik Heipt, a la agencia internacional Agence France-Presse.

Autoridades del penal del condado de Milwaukee, Wisconsin, habrían cortado el agua en la celda de Thomas porque lo habrían considerado “muy ruidoso”.

Siete días después, Thomas, un afroestadounidense de 38 años con desorden bipolar, murió tras un creciente debilitamiento y la pérdida de 15 kilos de peso.

El hombre había sido detenido tras un tiroteo en el que hirió a un hombre y por haber lanzado tiros al aire en un casino.

Cerca de dos años después de su muerte, en abril de 2016, el alcalde y el fiscal del distrito anunciaron este lunes cargos criminales contra dos gendarmes, una empleada carcelaria y un oficial.

La tercera persona acusada es una comandante de la cárcel que habría mentido y ocultado imágenes de video que mostraban la celda de Thomas privada de agua.