Una turista británica fue baleada al ingresar accidentalmente con su esposo y sus tres hijos a una favela controlada por bandas criminales en Angra dos Reis, en el Estado de Río de Janeiro, informó la policía.

La familia estaba el domingo de vacaciones en Angra -un balneario idílico a unos 157 kilómetros al oeste de la ciudad de Río-, buscando una tienda donde comprar agua cuando doblaron por error en un camino que desembocó en la barriada Agua Santa.

Dentro de la favela “fueron atacados por criminales que les ordenaron partir” antes de abrir fuego, explicó Bruno Gilaberte, jefe de la policía del distrito, en un comunicado, sin nuevos partes hasta este lunes.

La mujer fue operada en el hospital de Angra y “su situación es estable”, añadió.

Medios brasileños informaron que sería trasladada este lunes a un hospital de Río.

“La bala atravesó el abdomen pero por suerte no afectó grandes arterias ni órganos vitales. Tuvo mucha suerte”, dijo el director de la clínica, Rodrigo Mucheli, a la cadena Globo.

Imágenes de la televisión mostraron que el incidente estuvo cerca de convertirse en una tragedia: el auto fue alcanzado por disparos en una de sus ruedas, en la puerta delantera del lado del pasajero y en el apoyacabeza de ese mismo asiento donde estaba la víctima.

Río es uno de los mayores destinos turísticos del mundo, pero muchas de sus favelas son lugares prohibidos para quienes no viven ahí, incluso para la propia policía.

Marcos Veníssius da Silva Barbosa, secretario de Gobierno de Angra dos Reis, señaló que esas áreas están fuera del control de las autoridades: “Son comunidades a las que no podemos entrar, la prensa no puede entrar, el servicio público no puede entrar. Es inadmisible”, dijo.

La violencia en Río de Janeiro aumentó a niveles críticos tras los Juegos Olímpicos en 2016 y el gobierno desplegó 8.500 militares en la ciudad para apoyar a la policía.

En marzo, una turista argentina falleció en un hospital de Río un mes después de haber sido herida de bala en la favela Morro dos Prazeres, donde había ingresado por error siguiendo las indicaciones de un GPS mientras intentaba llegar al Cristo Redentor, uno de los monumentos más visitados de la ciudad.

Tres meses antes, un italiano de 52 años perdió la vida de un disparo en esa misma barriada, desorientado por el GPS. Según la investigación, Roberto Bardella viajaba en moto y tenía una cámara en el casco lo que llevó a los traficantes a confundirlo con un policía.