Haber recibido un déficit fiscal mayor al esperado llevó al gobierno a anunciar un ajuste presupuestario. Sin embargo, el recorte no bastaría con una revisión de los gastos corrientes para alcanzar el margen de entre 500 a 600 millones de dólares base para aliviar la presión sobre las finanzas públicas.

Y así lo señalaron una serie de expertos. La académica de la Universidad de Los Andes, Cecilia Cifuentes, aseguró que reducir exclusivamente el desembolso de fondos públicos en “burocracia” no sería suficiente.

Así, los recortes del Ejecutivo -inicialmente- apuntarían a minimizar viajes, renovación de equipos y vehículos, pero también serían extensivos a programas sociales, pese a que Larraín señaló que “no querían” que ello ocurriera.

El economista de Chile 21, Eugenio Rivera, coincidió en que recortar gasto corriente no será suficiente para completar un ajuste fiscal del orden de 600 millones de dólares o más.

Larraín, consultado sobre la posibilidad de que el ajuste también implique la postergación de inversión pública, declinó referirse al punto.

De concretarse el ajuste anunciado por Larraín, sería el segundo recorte presupuestario del país en dos años, luego de que el exministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, impulsara una reducción de 540 millones de dólares a comienzos de 2016.