Mientras surgía el Teatro Nacional Chileno, el mundo se encontraba en el comienzo de una pavorosa autodestrucción. La Segunda Guerra Mundial asolaba Europa.

En cambio, en América y en Chile estaban presentes índices de renovación. La Universidad de Chile acogía todas las iniciativas en que el concepto “educar” estaba presente no sólo en la Educación, sino en la difusión artística. Poco después se funda el grupo inicial del que nacería el Ballet Nacional Chileno, con Uthoff a la cabeza.

Al mismo tiempo, Domingo Santa Cruz y Armando Carvajal daban vida a la que sería la más perfecta organización musical del continente, el Instituto de Extensión Musical cuyo desarrollo como organización incluiría la Orquesta Sinfónica de Chile, los grupos de Música de Cámara, el Ballet con escuelas propias, el Conservatorio y la moderna Escuela de Danza.

Factor fundamental para que se produjera este desarrollo artístico fue la presencia de Juvenal Hernández como Rector de la Universidad de Chile y de Arturo Alessandri en el cargo de Vicerrector. Ambos hombres con visión de futuro que, además, confiaron y dieron su apoyo total a los estudiantes aficionados.