Desesperada se encuentra la familia del joven José Cifuentes, quien se debate entre la vida y la muerte en la clínica Sanatorio Alemán de Concepción, a la espera de un trasplante hepático. Las próximas 24 horas son cruciales para su delicado estado de salud.

Éste es el desgarrador llamado de Inés Caro para que alguien se sensibilice y done un hígado para su hijo de 18 años de edad, quien está conectado a ventilación mecánica y deteriorándose minuto a minuto.

Fue una hepatitis fulminante -que se manifestó con fiebre, mareo y vómitos- la que afectó a José, quien de todas formas decidió viajar desde Valdivia a Osorno, sin saber que al llegar al terminal sólo alcanzaría a balbucear unas palabras antes de desplomarse, casi inconsciente.

Pasó por una clínica y luego fue al hospital osornino, donde su cuadro empeoró y se tomó la decisión de trasladarlo al centro más cercano que pueda hacer el trasplante hepático requerido: la Clínica Sanatorio Alemán de Concepción, donde hoy está hospitalizado.

La directora médica del establecimiento, Paulina Romagnoli, dio cuenta del delicado estado de salud de José Cifuentes.

Mientras, la madre del joven llegaba al terminal Collao de Concepción, con el corazón en la mano, sin nunca haber estado en la zona y sin parientes ni conocidos. Sólo tenía el contacto de Susan Machuca, una mujer de Hualpén que sin conocerla -sino a solicitud de una cuñada- le abrió las puertas de su casa para que tuviera donde llegar.

Esta mujer, a la que nunca había visto antes, ha sido un puntal y una compañera incondicional en estos momentos.

Sin embargo, Inés piensa sólo en un objetivo: la recuperación de su hijo, a quien sueña volver a abrazar.

En estos momentos, José Cifuentes es prioridad nacional de trasplante y su futuro depende de la llegada del órgano.