Día a día, cientos de músicos se sube a bordo de los vagones del Metro de Santiago para, por un lado, mostrar su arte y, por el otro, ser su sustento de vida. Muchos de ellos, no encontraron otra opción para ayudar a su familia que tocar algún instrumento o cantar arriba del tren.

Esta situación ocurre en medio de la incertidumbre que aparezca algún guardia y los obligue a bajar, ya que esta práctica está prohibida por la empresa.

Según consigna La Tercera, el gerente general de la estatal, Rubén Alvarado, señaló que esta práctica “atenta a la seguridad y calidad de viaje, ya que los pasajeros pueden ser golpeados por algún instrumento en caso de que el tren frene de manera brusca”.

Por ello, la autoridad aumentó la presencia del personal de seguridad, “tanto vigilantes privados como asistentes de seguridad en los andenes”, con el fin de erradicar a los músicos.

Pero, ¿qué tan beneficioso puede resultar ser músico en el Metro? Según consigna el matutino, diariamente un artista callejero puede obtener hasta $60 mil con los aportes de los pasajeros, situación que puede variar según el día. Semanalmente, sus ingresos pueden subir a los $600 mil.

Uno de ellos, Carlos Toro, señaló que “me va bien, la música para mí es rentable. La gente ha ido comprendiendo que no es que uno está pidiendo plata; uno estpá entregando lo que sabe hacer”.

De acuerdo a cifras de Carabineros, las multas a los artistas crecieron en un 81% durante 2014 y 2015, cuyo valor puede llegar hasta los $68 mil.

El Mercurio, por su lado, consigna que el reglamento del tren subterráneo metropolitano no es clara en manifestar que los artistas estén prohibidos en el interior de los vagones.

El artículo 21 N°10 de la normativa, que data de 1975, señala que no se podrán realizar “colectas, vender, ofrecer o publicar bienes o servicios de cualquier índole”.

Una normativa que es más férrea al respecto es la del Metro de Valparaíso. El artículo 38 N°9 y 10 prohíbe la utilización de aparatos de sonido, instrumentos y realizar presentaciones o manifestaciones sin la autorización previa de la empresa. Esta situación provocó una serie de reuniones entre músicos locales y las autoridades de la empresa, las cuales quedaron en nada.