Tienen la inflación más alta del mundo. Las cifras oficiales distan bastante de las aproximaciones de las consultoras, que la ubican en torno al 200%. Lo anterior, sumado a las escasez, provoca que a los venezolanos se les complique incluso encontrar insumos para la cena navideña.

La tradicional hallaca, un pastel de harina de maíz y envuelto en cáscaras de plátano, será todo un lujo para los habitantes del país caribeño. El costo de la cena más típica de la Navidad venezolana equivale a un tercio del sueldo mínimo, que alcanza los 9.648 bolívares.

El sitio web El Colombiano, cita algunas cifras que sirven para dimensionar las implicancias de una inflación del 200% en estas fiestas:

El precio de una bicicleta asciende a los 25.000 bolívares, una muñeca cuesta 15.000 bolívares y las tablets se consiguen a partir de 60.000 bolívares.

El medio continúa con indicando que la ensalada de pollo podría costar para cinco personas, 1.500 bolívares, el pan de jamón está al rededor de los 2.000, mismo precio de la sidra. El kilo de jamón cocido está entre los 3.700 bolívares. “Esto puede llegar a sumar 12.000 bolívares para cinco comensales cuando el salario mínimo, como ya se dijo es de 9.648 pesos”, consigna El Colombiano.

“Ahora está más pobre porque la gente tiene menos dinero, se preocupa más por comprar sus alimentos que por regalar”, cuenta Olga González, de 50 años, cajera de una charcutería.

“Éramos ricos y no nos dábamos cuenta”

Poco tiempo atrás, con la bonanza petrolera que se empezó a extinguir en agosto de 2014 y estimulaba el consumismo en Navidad, las fiestas eran muy distintas.

Elise, una caraqueña de 28 años, rememora los balcones iluminados en Petare, una de las favelas más grandes de América Latina “Caminas por todo eso y no hay una lucecita. El río Guaire pasaba alumbrado, ahora nada”, comenta la joven. “Eramos ricos y no nos dábamos cuenta”.

Paradójicamente, en Petare el problema no es la escasez, sino que en muchos casos los productos se venden a precios extremadamente elevados para el bolsillo de los venezolanos.

Es que -al igual que en el resto del país- los problemas de desabastecimiento y el férreo control de precios del gobierno han alentado el acaparamiento y la reventa.

El gobierno de Maduro responsabiliza a empresarios y miembros de la oposición de lo que considera una “guerra económica” que genera escasez e inflación.