De toda la seguidilla de crisis y de violencia, en que Estados Unidos aparece invariablemente involucrado, ha comenzado a producirse una serie de otros efectos inesperados.

Lo más importante es una ostensible transformación de la conducta de la gente en su búsqueda de noticias y entendimiento de una realidad cada vez más amenazante y más inmediata.

Lo más notable es la caída en picada de las ventas de los periódicos tradicionales, los grandes periódicos, que se une a una caída equivalente en la sintonía de programas noticiosos de las grandes redes de televisión.

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