Una familia chilena se encuentra refugiada en una iglesia de Christchurch, con el fin de evitar ser deportada por las autoridades de Nueva Zelanda.

Mauricio Ravet, padre de la familia afectada, comentó al medio local Radio New Zealand que la determinación de acudir al recinto religioso respondió al hostigamiento de la policía, que fue dos veces a sus casa amenazando que serían detenidos y enviados a nuestro país.

“Fueron dos veces a mi casa y le dijeron a mi hija que si no me devolvía a Chile, pondrían a mi esposa en la cárcel y a mis dos hijos en un hogar de cuidado”, relató.

Si bien reconoce que los permisos de trabajo caducaron, las autoridades deberían permitirle quedarse en el país, por el bien de su hija de 9 años, quien es ciudadana de Nueva Zelanda. Asimismo, por “contribuir” al país ya que en sus 11 años logró abrir un negocio y dar trabajo a personas.

“Somos una familia cristiana. No somos criminales. Todos los años que hemos estado viviendo aquí lo hemos hecho buscando permanecer y ser un aporte positivo a esta nación”, afirmó Ravet.

Según explica Radio New Zealand, en 2009 el Tribunal Supremo determinó dejar a los padres de hijos neozelandeses por el bien de éstos últimos, sin embargo una modificación en la Ley de Inmigración permitió que los progenitores fueran deportados.

A pesar de que una iglesia en Nueva Zelanda no tiene estatus de protección, la esperanza de la familia es que las autoridades no acudirían con mucho alegría a detener a alguien en un templo religioso.

Durante esta jornada, y en conversación con CNN Chile, Ravet detalló que “cuando quisimos renovar los papeles para poder trabajar y residir acá comenzaron los problemas porque no quisieron darme la visa porque estuve un tiempo viviendo en forma ilegal acá, por eso no me han querido renovar el permiso”.