Ir al gimnasio es por donde se le mire, bueno para la salud. No sólo hacemos la actividad física que nuestro cuerpo requiere, sino que además mejoramos nuestra forma y figura, sintiéndonos con ello, más seguros. Pero hay quienes pueden vivir un aspecto negativo.

Sabido es que los hombre generalmente compiten con otros y de ahí obsesionarse en mejorar, incluso en situaciones íntimas y que en el gimnasio pueden sobresalir.

Según publica la revisa masculina Men’s Health, un reciente estudio australiano confirmó que los hombre que asisten al gimnasio pueden estar sufriendo del “síndrome del locker”, que no es otra cosa que compararse con el resto de los hombre en el tamaño de su pene u otras partes del cuerpo.

Los resultados de la investigación se lograron tras entrevistar a 700 hombres de 18 a 76 años, los que confesaron en su mayoría, que se comparaban con el resto a pesar de estar a gustos con su cuerpo y tamaño del miembro. Algo que puede ocurrir en los vestidores de clubes o gimnasios.

Annabel Chan Feng Yi, autora del estudio y de la Universidad de Victoria (Melbourne), comentó que “no siempre es malo ser competitivo, ya que un ligero empujón puede ayudarte a mejorar”, sin embargo advirtió que obsesionarse puede ser una causa de problemas en la pareja.

A lo anterior sumó el hecho que este afán de verse mejor que el otro, puede desembocar en acudir a sustancias ilegales, con el fin de lograr atajos en los resultados.

Para evitar esto, aconsejó centrarse en los progresos y metas, y aceptar que “cada quien nace con lo que le toca, pero lo bueno del ejercicio es que puedes mejorar de forma natural la imagen corporal y tu físico, y maximizar tu potencial genético“.

Lee también: