El jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, y su homólogo ruso, Serguei Lavrov, se reunieron este domingo en Roma por primera vez desde que el Congreso norteamericano aprobara nuevas sanciones contra Moscú y la entrega de armas a Kiev.

Rusia amenazó el sábado con adoptar medidas de represalia contra Estados Unidos si se aplicaba la “Ley de apoyo a la libertad de Ucrania”, que los parlamentarios estadounidenses aprobaron por unanimidad.

“No hay ninguna duda de que no podremos dejar sin respuesta” nuevas sanciones, declaró ese mismo día el viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Ryabkov.

El presidente estadounidense, Barack Obama, debe ahora promulgar la ley o vetarla. Por el momento, la Casa Blanca no ha revelado sus intenciones, aunque Obama calificó de “contraproducente” la imposición de nuevas sanciones a Rusia sin coordinarlas con la Unión Europea.

La entrega de armas de Estados Unidos a Ucrania depende también de Obama, que por el momento se opone. Sin embargo, el Congreso aumentó la presión sobre la Casa Blanca autorizando 350 millones de dólares de créditos para ese objetivo.

Además de Ucrania, Kerry y Lavrov debían igualmente evocar la situación en Siria, y sobre todo en Oriente Medio, “tema principal de esta 17ª entrevista del año entre los dos hombres”, según Moscú.

“Tenemos muchas cuestiones esenciales que discutir”, declaró simplemente Kerry poco antes del inicio de la reunión en la residencia del embajador estadounidense en Roma.

Su homólogo ruso evocó Oriente Medio y la necesidad de evitar que “la situación se degrade aún más”.

Sobre Ucrania, el secretario de Estado norteamericano busca “la manera de obtener una desescalada en el terreno”, según un responsable del Departamento de Estado.

Washington quiere “poner en marcha el acuerdo de Minsk” sobre el alto el fuego, firmado en septiembre, y “considerado generalmente como el mejor medio para alcanzar” esta reducción de la violencia, según la misma fuente.

Las amenazas de nuevas sanciones de Estados Unidos tienen lugar cuando Rusia comienza a sufrir seriamente por la primera tanda de sanciones occidentales y la caída del precio del petróleo.

En Kiev, los diputados ucranianos calificaron de “histórico” el voto del Congreso, máxime cuando Ucrania intenta desde hace meses que sus aliados le vendan armas para sus soldados, subequipados frente a los rebeldes prorrusos apoyados militarmente por Moscú, según las autoridades ucranianas y los países occidentales.

En ocho meses, el conflicto ucraniano causó la muerte de 4.634 personas, según Naciones Unidas, lo que equivale a 300 muertos más en tres semanas.

14 ATAQUES EN 24 HORAS

En el terreno, los combates disminuyeron a pesar de la tregua anunciada el martes en el este de Ucrania, donde se enfrentan las fuerzas leales a Kiev contra los separatistas prorrusos.

El ejército ucraniano informó este domingo de 14 ataques contra sus posiciones en las últimas 24 horas, entre ellos, disparos de mortero y de lanzacohetes.

Las autoridades ucranianas anunciaron el sábado la prohibición de volar a Dnipropetrovsk, Jarkov y Zaporiyia, grandes ciudades próximas al frente, “por motivos de seguridad”.

Al borde de la quiebra, Ucrania ha puesto en marcha un programa de reformas radicales. El número dos del Fondo Monetario Internacional (FMI), David Lipton, dijo el sábado estar “impresionado” por este plan de reformas durante una visita a Kiev.

El FMI, que este año otorgó a Kiev una ayuda financiera de 17.000 millones de dólares en el marco de un plan de ayuda de 27.000 millones decidido por los países occidentales, advirtió el mes pasado que Ucrania necesitará 19.000 millones de dólares adicionales antes de finales de 2015.

El desbloqueo de nuevos fondos es crucial para las autoridades ucranianas, que deben especialmente pagar su deuda gasística contraída con Rusia y encontrar una solución a la falta de carbón, que amenaza al país cuando el invierno se aproxima.