Un relato frecuente en las conversaciones con nuestros amigos es la historia de alguien que insistió en mantener una relación con otra persona absolutamente incompatible. Ya sea en el ámbito religioso, intelectual o simplemente en las metas a largo plazo, son variados los ítems que se suelen dejar de lado al considerar salir con una eventual pareja.

Si mantenemos arraigadas nuestras convicciones y tenemos claros nuestros objetivos en la vida, puede parecer absurdo que no consideremos dichos aspectos para evitar un fracaso amoroso. Sin embargo, la psicología ha buscado esclarecer esto que a primeras luces puede parecernos como una nebulosa en nuestra lógica.

La psicóloga canadiense Samantha Joel, que ha dedicado gran parte de sus investigaciones a la dinámica de las relaciones sentimentales, manifestó en una columna publicada en Psychology Today que nuestra aversión a rechazar gente y a lastimar sus sentimientos es la responsable de que fallemos en nuestra búsqueda.

Para apoyar esta hipótesis se realizaron dos estudios con alumnos de pregrado de la Universidad de Toronto. A cada uno se le presentó una ficha para citas, la que supuestamente pertenecía a uno de sus compañeros. Mientras en el primer estudio se le entregó al participante una ficha con una fotografía no muy atractiva, en el segundo caso se les presentó una ficha de una persona que mantenía características incompatibles de forma irredargüible con sus gustos.

Mientras que a un grupo se le informó que su cita se fijaría para la sesión posterior, al otro se le dijo que la persona con la que se saldrían estaba en el mismo laboratorio donde se desarrollaba el experimento. En el primer caso, relata Joel, el 16% de los participantes estimó que les gustaría fijar una cita con la persona “no tan atractiva” de la ficha, aunque el 37% señaló que estaba de acuerdo con concretarla.

En el segundo caso, en tanto, la cifra de participantes que estimó fijar una cita ascendió a 46%, mientras que los que efectivamente estuvieron de acuerdo se cifraron en un 74%, a pesar que la cita era en extremo incompatible.

“En ambos casos, encontramos que los efectos se explicaban, en parte, por la consideración hacia la potencial pareja. Cuando la gente pensaba que la potencial pareja estaba en realidad en el laboratorio, ellos se motivaron a evitar herir los sentimientos de esa persona“, agrega la psicóloga.

Finalmente se advirtió que, a medida que se conoce al otro, la empatía experimenta un aumento, lo que va disminuyendo la motivación al rechazo. “Es importante que superemos el dolor del rechazo, no solo de experimentarlo sino también de infligirlo”, concluye.