Los científicos argentinos que descubrieron los restos de un dinosaurio tan grande como un edificio de siete pisos, ahora se ilusionan con hallar en las próximas excavaciones cientos de fósiles más, aunque el tesoro perdido es el cráneo del saurópodo.

En los últimos años el hallazgo en la Patagonia de fósiles de saurópodos gigantes viene confirmando que en esta remota región de Sudamérica habitaron los dinosaurios más grandes de la Tierra.

En mayo se anunció el descubrimiento de restos fósiles de un enorme dinosaurio de cerca de 80 toneladas y de otros seis ejemplares, lo que marcó un hito en la paleontología y llevó a planificar otras misiones para las próximas primavera y verano austral.

El objetivo es dar con el eslabón perdido de este animal, el cráneo, el cual podría hallarse mientras siguen sacando de forma artesanal de entre las rocas muchos más fósiles de esta especie.

“Del cráneo no hallamos más que un diente y lo que menos tenemos es el cuello”, explicó a la AFP José Luis Carballido, paleontólogo del Museo Egidio Feruglio de la ciudad de Trelew, 1.400 kilómetros al sur de Buenos Aires.

Carballido indicó que “hallar el cráneo es particularmente importante porque no se conocen demasiados cráneos de saurópodos de esta etapa evolutiva que suponemos tenían estos animales”.

Hasta ahora se conocen cráneos de una etapa evolutiva anterior, dijo el paleontólogo, en la que, por ejemplo “los dientes llegaban hasta muy atrás en la mandíbula; luego se conocen de una etapa posterior, en la que los dientes sólo se ubicaban en la parte anterior”.

El animal encontrado este año “está en el medio de esa evolución, pero no sabemos cómo era el aspecto de su cabeza”, agregó.

Una caja de sorpresas

Para el paleontólogo Alejandro Otero, científico de la Universidad de La Plata y parte del equipo del museo de Trelew, este hallazgo en la Patagonia argentina es una verdadera caja de pandora en tema de fósiles, y apenas han completado el 30% del estudio.

“Tenemos que seguir avanzando en la roca para seguir destapando el material”, dijo Otero.

“Terminó siendo el hallazgo más grande del mundo con siete especímenes en un mismo lugar”, dijo el experto, que añadió que “con todo lo que falta, es como una caja de sorpresas para lo que vendrá después”.

Los científicos implicados en esta misión jurásica calculan que después de los cerca de 100 días que duró la primera etapa de investigación, ahora quedan al menos dos años para avanzar con excavaciones sobre la roca.

“Esperamos algo tan impresionante como lo que venimos viendo”, adelantó Otero.

Carballido apuntó que hasta ahora se completó “sólo el 30% del trabajo (de extracción de piezas), pero ya tenemos 200 restos fósiles. Faltan unos dos o tres años de trabajo”.

“La ilusión es encontrar un cráneo o parte de él”, reiteró Carballido, coordinador del trabajo de campo.

El descubrimiento del dinosaurio más grande conocido hasta ahora se produjo en el terreno privado de la finca Flecha, a unos 260 kilómetros al oeste de Trelew, cuando un peón rural divisó lo que sería el fémur más grande hallado en el mundo, de 2,40 metros de largo.

El hueso que perteneció a un saurópodo, un gigante herbívoro que vivió hace unos 90 millones de años, en el Cretácico Superior, fue preparado especialmente para ser exhibido el fin de semana pasado en el museo de Trelew e hizo las delicias de miles de visitantes, que se paraban al lado comparando alturas.

“Esperamos poder comenzar con una nueva etapa de excavación en septiembre, pero aún no es seguro, la idea es sacar los huesos que ya están expuestos. Si tenemos suerte y todo sale bien queremos seguir abriendo la excavación en noviembre-diciembre”, dijo el científico.

Con el objetivo de que un día puedan reconstruir el enorme animal de pies a cabeza y narrar con certeza su pasado, los paleontólogos de Trelew se preparan para reiniciar un trabajo “artesanal y lento” para no dañar los fósiles, en esta parte del mundo donde las huellas de dinosaurios son omnipresentes.