La Orquesta Sinfónica de Chile, dirigida por el maestro israelí Doron Salomon, ofreció dos sólidas presentaciones en el nuevo teatro de la Fundación CorpArtes, Centro de las Artes 660, el cual ha abierto sus puertas a la música durante un período de marcha blanca con tres conciertos en apoyo al fondo instrumental de la orquesta.

Esta fue la segunda de las tres funciones previas al estreno oficial del Centro de las Artes 660, que contó con dos apariciones de la Sinfónica, los días viernes 27 y sábado 28, donde se interpretaron destacadas obras de Mozart y Stravinsky.

El programa comenzó con la Obertura de la ópera “La Flauta Mágica”, de Wolfgang Amadeus Mozart para luego dar paso al famosísimo “Concierto para piano N°21 KV 467″ del gran genio de Salzburgo, la que contó con el debut en Chile del pianista serbio Aleksandar Serdar.

Considerado un músico con imaginación y personalidad, ha tocado en importantes escenarios por toda Europa, Estados Unidos, Rusia, Japón, Canadá, Israel, además de Brasil y Perú en América Latina. Esta vez mostró dominio absoluto del teclado, buena técnica y digitación, luciendo especialmente sus dotes de concertista en los pasajes plenos de romanticismo de la composición. Aplaudido en forma reiterada, Serdar se despidió con un “encore”.

Por su parte, Doron Salomon debutó en Santiago luego de mostrar su experimentada dirección en Concepción donde lideró a la Orquesta Sinfónica de esa ciudad. Este destacado músico fue director musical y principal de la Israel Sinfonietta-Beer Sheva entre 2005 y 2013. Mientras que en 2012 obtuvo el premio Landau por sus éxitos en música clásica.

Sobre el programa, Solomon afirmó que la Obertura de la Flauta Mágica y el Concierto para piano N° 21- junto con la Gran Misa KV 417a en Do menor que se anuncia para el 4 y 5 de julio- “son lo mejor de la música de Mozart y, posiblemente también, de toda la música”.

En la segunda parte, Solomon condujo con autoridad y conocimiento las dos obras del ruso Igor Stravinsky, con respuesta plena de la orquesta, largamente aplaudida por los espectadores.

El músico israelí reiteró lo que había señalado previamente sobre estas composiciones, afirmando que “Circus polka” representa el lado cómico de Stravinsky, cuando describe a un elefante joven realizando un baile asimétrico, lleno de citas distorsionadas de otras composiciones de orquestaciones especiales e inesperadas. En cuanto a la “Sinfonía en Tres Movimientos” es una composición más intensa y brillante. A pesar que hay influencia de música francesa y jazz, la aproximación y el sonido es indudablemente de Stravinsky. Destacan, la orquestación especial, la armonía exótica y los desafíos del cambio de ritmo, sobre todo al final.”