Investigaciones realizadas en Chile, han establecido que la hipotiroxinemia materna, enfermedad silenciosa que afecta a la tiroides, tendría efectos perjudiciales durante el embarazo, especialmente, en el sistema inmunológico y cognitivo del futuro hijo en gestación.

Claudia Riedel, científica de la Universidad Andrés Bello e investigadora del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia, IMII, está liderando los estudios sobre esta patología, y además, buscando marcadores biológicos que permitan testear posibles daños en el recién nacido.

“La hipotiroxinemia materna es un trastorno poco conocido en Chile, y que afecta a una de cada treinta mujeres en el mundo. Es asintomático para la madre y eso nos preocupa, ya que puede tener repercusiones irreversibles en el hijo en gestación, afectándole durante toda su vida. Por un lado, estudios nuestros e internacionales han demostrado que se generan deficiencias en el sistema nervioso central y el área cognitiva, pero además, en nuestras investigaciones hemos observado que se afecta el sistema inmunológico”, señala.

A raíz de estos descubrimientos, el equipo de la especialista está explorando cuáles son los mecanismos alterados por esta condición, y por otro lado, avanzando en la generación de un kit de diagnóstico, que podría ser utilizado en los hijos de madres con esta afección o bien, a nivel general de la población lactante.

Explorando daños

Según explica Claudia Riedel, el equilibrio de las hormonas tiroideas es fundamental en el embarazo. Durante los primeros cinco o seis meses, el feto no sintetiza suficiente T3 y T4, necesarios para el desarrollo de su sistema nervioso central, razón por la cual, es la madre quien suministra ambas hormonas. Sin embargo, cuando existe esta condición patológica en la madre, se genera una deficiencia de la T4 , -hormona vital para la síntesis de T3-, debido a lo cual, el niño en gestación no logra su desarrollo de forma óptima.

“Utilizando un modelo animal, hemos observando que hay alteraciones a nivel de las neuronas y la mielinización, es decir, en el proceso que implica la comunicación rápida entre estas células”, comenta.

Este aspecto podría ser en parte causante de los problemas cognitivos en los procesos de aprendizaje y almacenamiento de memoria, pudiendo ocasionar déficit atencional, o bajo coeficiente intelectual, entre otras dificultades.

La científica también ha descubierto que animales gestados bajo hipotiroxinemia son más susceptibles a padecer enfermedades autoinmunes, o bien, a que éstas se presenten con mayor intensidad. Así lo pudieron comprobar al inducir esclerosis múltiple, patología que se gatilló de forma más invasiva en el sistema nervioso central de la progenie de madres con hipotiroxinemia.

La hipótesis del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia que dirige Alexis Kalergis, establece que la deficiencia tiroidea, estaría generando una alteración en las células T Reguladoras, aquellas encargadas de suprimir el sistema inmunitario y evitar que se ataque a las propias células del organismo, como si fueran agentes extraños.

“Estas T reguladoras estarían presentes pero no activas. Debido a ello, es que se desataría una respuesta inmunología muy fuerte provocando un gran daño inflamatorio”, comenta. Sin embargo, también han observado que la sobre actividad del sistema inmune en algunos casos, estaría favoreciendo una mayor respuesta defensiva del organismo, ante patógenos.

Ante ello, indagar a fondo en estos mecanismos, constituye una clave para generar herramientas que otorguen protección al sistema inmune.

Marcadores biológicos

Otro escenario de preocupación, es cómo poder identificar si habrá daño en la descendencia. Para estos fines, la Dra. Riedel recomienda que, en primer lugar, los médicos realicen exámenes hormonales a todas las mujeres embarazadas, ya que es la única forma de pesquisar si hay una baja de la hormona T4. En caso de tener el diagnóstico, el suministro de la hormona, sería suficiente para corregir el problema en la madre.

Sin embargo, si la patología no logra detectarse de forma precoz, un amplio porcentaje de la progenie podría verse afectada. Por esta razón, es que en IMII, también trabajan en la validación de marcadores biológicos. “Nos interesa contar con un test que podamos utilizar cuando nace el niño. La idea es extraer sangre y analizar si existe el marcador que nos indique si ese niño sufrió alguna alteración durante el embarazo”.

En ese contexto, la Dra. Riedel explica que ya han descubierto algunas moléculas efectivas como marcador, pero aún deben seguir indagando en la materia, proceso que podría durar un par de años. Luego de eso, podrían iniciarse estas pruebas en humanos.

Tener conocimiento de estos daños es positivo a juicio de la bioquímica. Esto, ya que los padres podrían tomar medidas anticipadas para incentivar el desarrollo cognitivo de sus hijos o ayudarles en su proceso de aprendizaje. Al mismo tiempo, se podrían tomar resguardos para manejar las alteraciones inmunológicas.

Respecto de próximos pasos, las investigaciones también se dirigen a estudiar la población chilena afectada por hipotiroxinemia, analizando su frecuencia y también la validación de los biomarcadores. Todo esto, será analizado con apoyo de los Dres. Alexis Kalergis, Susan Bueno, Carlos Fardella y Lorena Mosso de la Universidad Católica de Chile.

Avanzar en esta materia siembra optimismo en Claudia Riedel, ya que la afección sigue aumentando entre la población. “De hecho, se estima que en países desarrollados un 20% de las mujeres sufren este problema, debido a causas desconocidas y a otras, como puede ser una infección viral”.

Otro elemento que también podría tener incidencia, a juicio de la experta, es la ingesta de yodo, que en nuestro país supera cinco veces al consumo de la media mundial.