Al grito de “¡Un profesor vale mas que Neymar!”, unos 200 docentes en huelga bloquearon brevemente este lunes la salida del autobús que trasladaba a la selección brasileña a su centro de entrenamiento, en una nueva protesta anti Mundial, en demanda de mejores salarios.

Tras unos 30 minutos, el autobús finalmente partió con escolta policial hacia la Granja Comary en Teresópolis, en las montañas del estado de Río de Janeiro. Los manifestantes -profesores de la red de enseñanza pública- intentaron bloquear el paso del vehículo, pero éste se desvió a último momento, aceleró y logró esquivarlos.

Los manifestantes llegaron en la mañana hasta la puerta del hotel del ‘scratch’, cerca del aeropuerto internacional de Río, donde gritaron consignas contra la Copa del Mundo que comienza en Brasil el 12 de junio, y pegaron autoadhesivos con la leyenda “No habrá copa” en el bus de la selección brasileña.

“¡No me interesa la Copa! ¡Quiero más dinero para la salud y la educación!”, gritaban los manifestantes, algunos con narices de payaso.

Los profesores del estado están en huelga desde el 12 de mayo en reclamo de un aumento de 20% para todos los trabajadores de la educación municipales y estatales.

En la Granja Comary, en tanto, unos 50 manifestantes ‘anti-copa’ recibieron la llegada del bus con los jugadores.

“Es un verdadero escándalo saber que gastaron más de 15 millones de reales para reformar este centro de entrenamiento y miles de millones en las obras de la Copa del Mundo, mientras hasta ahora ninguna de las víctimas de la tragedia de 2011 consiguió ser realojada en las viviendas prometidas”, dijo a la AFP una de las manifestantes, Rosangela Castro, profesora de la red pública de Teresópolis.

En 2011, días después de que Rousseff asumiera el poder, más de 900 personas murieron en Teresópolis y otras localidades de la región serrana debido a fuertes lluvias que provocaron inundaciones y deslizamientos de tierra.

A sólo 17 días del inicio de la Copa del Mundo en 12 ciudades brasileñas, las autoridades enfrentan huelgas y reivindicaciones de varios sectores. La semana pasada, los choferes de autobuses de Sao Paulo paralizaron sus actividades, creando caos e interminables embotellamientos en la mayor ciudad de Brasil.

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