Tras el informe de la Unesco que sugiere nuevas mitigaciones por el impacto del futuro Mall Paseo Chiloé sobre la Iglesia San Francisco en Castro, el Colegio de Arquitectos de Chiloé lamentó que ambiciones comerciales y la débil normativa chilena en la materia pongan en riesgo la permanencia de la iglesia como Patrimonio de la Humanidad.

El informe establece básicamente tres puntos que afectan a esta iglesia, uno de los 16 recintos religiosos chilotes que forman parte del Patrimonio Mundial de la Unesco en la isla, y guardan relación con la ausencia de un Estudio de Impacto sobre el Sistema de Transporte Urbano (EISTU), el volumen del edificio comercial que construye el grupo Pasmar, y la altura del recinto.

En resumen, el informe elaborado por los integrantes de la Misión de Monitoreo Reactivo al Sitio del Patrimonio Mundial de Iglesias de Chiloé establece que el edificio comercial causa un “efecto negativo” sobre la Iglesia San Francisco, sugiriendo medidas de mitigación que tienen como plazo perentorio el 1 de febrero de 2015, de lo contrario la iglesia podría ingresar a la lista de Patrimonio Mundial en Peligro.

Ante esto, el presidente del Colegio de Arquitectos de Chiloé, Jorge Espinoza, criticó una vez más la débil legislación urbanística del país, así como las continuas acciones de los empresarios para avanzar con una construcción al límite de lo permitido, poniendo en riesgo la permanencia del recinto santo en la lista de iglesias patrimoniales de la Unesco.

Al respecto, Pasmar, a través de un comunicado, señaló que “nunca ha situado su proyecto dentro de una zona protegida, sino que razonablemente lejos del sitio patrimonial definido en los planos de la Unesco”, añadiendo que “la empresa respetó la zona de conservación histórica definida en el Plano Regulador de Castro”.

En el mismo comunicado, no se hace mención a la posibilidad de considerar nuevas mitigaciones, algo que no deja conforme al gremio de los arquitectos, desde donde esperan que las nuevas autoridades de Gobierno concreten de una vez por todas nuevas normativas que protejan el patrimonio chilote que, desde el año 2000 también le pertenece al resto del mundo, al menos en materia de iglesias.