Orquesta Filarmónica de Santiago, ofreció un concierto imperdible, bajo la dirección de José Luis Domínguez, que transitó por la selecta música que caracterizó a los siglos XIX, XX y XXI, además de dar a conocer la obra “Alto en el Desierto” del joven compositor nacional, Juan Manuel Quinteros.

Durante este segundo concierto de la Temporada 2014, que recorrió desde el presente hacia el pasado las grandes melodías de los grandes iconos de la música clásica, se sumó la creación contemporánea, especialmente dedicada a la Filarmónica de Santiago, la composición de Quinteros, quien ofreció un sonido vibrante y a ratos melódico dentro de los tres micromovimientos de la pieza orquestal denominados “Manto contraste”,” Luces en el cielo” y “Baile de la arena”, donde se destacan los instrumentos de percusión.

Siguiendo a la obra de Quinteros, la Filarmónica cambió el rumbo hacia el siglo recién pasado con el Concierto para oboe en re mayor, AV 144 del famoso autor alemán Richard Strauss, interpretado por la estadounidense Lillian Copeland solista de la orquesta, en una obra que es considerada una de las más difíciles por los oboístas, principalmente debido al desafiante solo de 57 compases en la introducción.

Sin embargo, la referencia indicaba que “esta complejidad no se traduce en inescrutabilidad, pues el Concierto es de una belleza lírica casi escapista, que pareciera expresar la esperanza de una nueva era tras el fin de los horrores de la Segunda Guerra Mundial”. Lillian Copeland lució sus mejores galas ténicas y mostró mucha aplicación para convertirse en la aplaudida ejecutante mayor de este concierto.

Finalmente, la Orquesta Filarmónica de Santiago, una vez más, conducida por Domínguez, trasladó a los asistentes al vibrante y revolucionario comienzo del siglo XIX con la Sinfonía n.º 3 en mi bemol mayor, op. 55, también llamada “Heroica”, de Ludwig van Beethoven.

La obra de Beethoven, que en su estreno en 1804 desconcertó a los críticos, marca un antes y un después tanto en la carrera del compositor—es considerada como “el comienzo de su período “heroico” o romántico—como en la historia de la música. No sólo es dos veces más larga que las sinfonías de Mozart o Haydn, sino que está llena de sorpresas, como los sforzati, pequeños aguijones que interrumpen el primer movimiento en varias ocasiones, o la alegre melodía del tercer movimiento que sigue a la marcha funeraria del segundo. Ya sea como expresión del agitado clima histórico o del tumultuoso debate interno del compositor, la “Heroica” demuestra la universalidad del compositor en su capacidad”.

Esta pieza se convirtió en la más aclamada por el público, la que contó con una gran producción de músicos en vivo, añadiendo a ello, algunos pasajes sobresalientes y, para nosotros, una marcha fúnebre, dotada de emoción y grandeza.