La chilena Noelle Barahona, que se había caído el lunes en el descenso de la supercombinada de los Juegos Olímpicos de Sochi-2014, superó el temor a otro incidente parecido en la prueba de este miércoles de descenso y acabó en el puesto 34.

Con este puesto 34 entre las 35 participantes que terminaron la prueba, de las 42 que tomaron la salida, Barahona, de 23 años, iguala el resultado de descenso obtenido en Vancouver 2010.

“Independientemente de lo físico, de lo que me sucedió en la caída, con el moratón en la pierna izquierda, uno queda con esa cosa de que te caíste en una puerta, diciéndote: ten cuidado, pero creo que agarré bien el miedo, no dejé que me controlara y di lo mejor de mí”, explicó la chilena.

La chilena recorrió los 2.713 metros de bajada en 1 minuto, 49 segundos y 70 centésimas, superando solo entre las que acabaron la prueba a la húngara Anna Berecz.

“Hay sectores a trabajar en esta disciplina, no es una disciplina que entrenemos mucho, pero me crea confianza para lo que viene en el futuro, para prepararme para las competiciones en las que sé que puedo dar más y me gustaría hacerlo en las que me quedan”, explicó la chilena.

Barahona está inscrita en las cinco pruebas de esquí alpino, y le restan tres, comenzando el sábado con el supergigante.

La eslovena Tina Maze y la suiza Dominique Gisin se colgaron el oro del descenso, algo inédito en la historia del esquí alpino, con un tiempo de 1:41.57.

Otra suiza, Lara Gut, que era la gran esperanza de medalla del equipo de la confederación helvética, terminó a 10 centésimas y tuvo que conformarse con el bronce.

“El día antes del descenso estaba un poco cansada, con la intención de rehidratarme y un poco dolorida por la caída. En este descenso hubo sectores donde me sentí mucho mejor y otros en los que no tanto”, explicó la chilena.

Y es que Barahona había tenido el domingo, el día antes de su debut del lunes en la supercombinada, dolores estomacales.

“La noche antes de la supercombinada estuve enferma del estómago, estuve despierta seis horas, tras una inyección para que se me quitara el malestar, no dormí nada, dormí media hora antes de la supercombinada, llegué muerta y eso generó cansancio”, indicó.

“Después, el hecho de haberme caído en el descenso de la supercombinada genera un poco de miedo, que no me afectó todo lo que pensé que me iba a afectar. Pude llegar abajo lo que es un logro”, dijo.

El sábado, la chilena afronta la prueba de supergigante, en la que quedó en el puesto 35 en los Juegos de Vancouver-2010.

“El supergigante es una prueba donde no hay entrenamientos oficiales previos y a mí me acomoda más esta carrera, que son giros más técnicos. Espero poder dar lo mejor de mí y demostrar lo que he venido preparando y que llego bien a esta competiencia”, dijo.

“A esa prueba llegaré con mucha más confianza, ya que el descenso no lo entreno nunca. Es difícil andar bien en una prueba en la que esquío tres veces al año, mientras que estas chicas lo hacen una vez a la semana. Al supergigante y al gigante llego un poco mejor. Quiero estar entre los 30 mejores”, concluyó.