Enseñarle a un ocelote huérfano a beber leche de una mamadera o consolarlos cuando están tristes ya no es tarea de los cuidadores de los zoológicos. Esto desde que apareció Blakely, un perro que trabaja de “niñero” en el zoológico de Cincinnati.

Hace dos años, los dueños de la guardería de animales del zoológico decidieron buscar un perro que los ayudara a criar al resto de las especies que tienen a su cuidado. Esto, porque el zoológico desarrolla una política hace más de 30 años, en que los perros y ocelotes adolescentes se crían juntos como compañeros de juegos. Esto es parte del programa “Embajador Felino”, el que introduce a grandes felinos para que las personas tomen conciencia sobre las especies en peligro de extinción.

El programa sólo toma a bebés recién nacidos que necesitan un cuidado especial, es decir, no alejan a los pequeños de sus madres a menos que sea algo estrictamente necesario, explicó Michelle Smith, uno de los representantes del parque.

El principal problema es que los recién nacidos no saben comer por sí solos. Pese a que los encargados pueden enseñarles a beber leche de una botella, Blakely tiene un método mucho más efectivo. El perro la bebe desde un tazón y lo vierte en un plato, desde donde puede ser tomado por los felinos. “Él les enseña cosas que los humanos no pueden “, dice uno de los cuidadores a Yahoo Shine. Y agrega “se trata del lenguaje de los animales”.

Los investigadores del zoológico adoptaron Blakely cuando sólo tenía 8 meses de edad. Eligieron a un pastor australiano porque es una raza inteligente y relajada. Pasó sus primeros meses con una familia que había criado a un perro de terapia.

Blakely y Savanna

El primer ocelote criado por Blakely fue Sabana, una pequeña criatura huérfana. Su hermano había muerto y su madre se despreocupó de ella. Con sólo 18 meses de edad, el perro permitía que Sabana se acostara sobre él cuando iban a dormirse. Incluso le daba consuelo cuando ésta lo necesitaba y se acurrucaba a su lado.

Desde ese momento, el animal ha ayudado a criar a muchas otras especies como canguros, zorrillos, un zorro de orejas de murciélago y un jabalí. Pero, Blakely tiene claro cuáles son sus límites cuando sus pupilos crecen. Como guardián tiene cuidado de no enfrentarse con los guepardos u otras especies más grandes que pudiesen arañarlo por su fuerza. “Si se acercan demasiado feroces, él les da un codazo o simplemente se levanta y se va”, cuenta Smith.

Sin embargo, no todo es trabajo para Blakely. Cada mañana da un largo paseo por el zoológico antes de éste abra y luego regresa a la guardería para una siesta en su sillón. Cuando no está ocupado cuidando de los bebés, le gusta ir a saludar a los visitantes, particularmente a los niños.

Ve el video de Blakely y sus guepardos aquí:

http://youtu.be/bgESYBNesGU