La víspera de la entrega del fallo de La Haya a raíz del diferendo marítimo que mantienen Chile y Perú, ha traído una serie de reflexiones en torno a la gestión de la Cancillería nacional y la política de Estado frente a esta clase de desafíos en el campo de la diplomacia internacional.

Cuando sólo resta esperar la resolución del tribunal, cabe preguntarse si la estrategia llevada a cabo por nuestro país fue la correcta, en cuanto a propósito y forma.

En su repaso a la contingencia política, Mirko Macari comentó en diálogo con Julio César Rodríguez la situación pre Haya, asegurando que no hubo capacidad de disuasión frente a la legítima pretensión peruana. No se socializaron entre los actores involucrados los pasos a seguir dentro de la demanda, lo que incluso habría despertado descontento dentro de las Fuerzas Armadas.

De hecho, esa línea de gestión, según Macari, se ve replicada en el concierto internacional, donde se observa la posición chilena distante de lo que puedan manifestar las naciones de la región. Ecuador, por ejemplo, histórico aliado y por mucho tiempo rival de Perú, suscribió un acuerdo con el país vecino y no secundó la tesis chilena, como se preveía.

Otro hecho significativo es la lejanía con Brasil, equilibrio continental. Chile optó por mirar al Pacífico y, en su alianza económica, privilegiar a México, la otra gran potencia latinoamericana, situación que no agradaría al mando de Dilma Rousseff, quien, pese a los múltiples intentos, no se ha dejado caer en paso oficial por La Moneda.

Chile está bastante solo, y eso no es casualidad, aseguró Mirko Macari.

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