El arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, ofició este sábado la misa fúnebre en una repleta Catedral Metropolitana, por la muerte del padre Alfonso Baeza Donoso, cuyos restos posteriormente fueron trasladados hasta el Cementerio General, lugar donde se encuentra el mausoleo familiar.

En la oportunidad, entre aplausos se despidió el féretro con el cuerpo de quien fue considerado una de las personas claves en la transición de la democracia y en la lucha por los DDHH, y de los trabajadores, durante la dictadura de Augusto Pinochet.

Del mundo político estaban presentes el presidente de la DC, Ignacio Walker, el diputado y electo senador Carlos Montes (PS), el senador Camilo Escalona (PS), el diputado Tucapel Jiménez (PPD) y la madre de la candidata presidencial Michelle Bachelet, Ángela Jeria, entre otros.

El también sacerdote, Francisco Baeza, dijo que “el principal legado de mi hermano no puede ser otro que su fidelidad y entrega plena a su vocación. Ese es el mensaje. Ser fieles a la vocación que Dios le dio, fue fiel a la vocación que Dios le dio y eso es lo que tenemos que hacer todos. El casado tiene que ser fiel a su vocación matrimonial, el cura a su vocación sacerdotal, y eso fue lo que Alfonso hizo (…) fue sacerdote, sacerdote toda su vida aunque a veces no vestía plenamente como cura”.

Por su parte, Walker aseveró que “en lo personal Alfonso Baeza es un amigo mío, de mi señora, de muchos años, yo fui abogado de la Vicaría de la Solidaridad, él trabajaba en la Vicaría Pastoral Obrera, estuvimos en la lucha por los DDHH, y la Democracia Cristiana rinde su homenaje y tributo a un luchador, a un líder espiritual y social como el padre Alfonso Baeza. Así que nos ha dolido mucho su partida y nos hacemos uno con él en este encuentro con el padre donde realmente, cuando rinda cuenta, va a quedar tan claro, tan de manifiesto su compromiso con los trabajadores, con los más pobres, con los jóvenes”.

Durante la misa, monseñor Ezzati manifestó que “humanamente hablando, una muerte repentina es algo que nos impacta, pero como confidenciaba una religiosa carmelita, desde la mirada de Dios, nunca una muerte es repentina. Es sólo la vida de un hermano que llega a su madurez y el Señor decide regalarle su mayor intimidad (…) Ha fallecido un hermano muy querido. Uno de los sacerdotes más queridos y respetados del clero de Santiago, hacia quien sentimos una enorme deuda de afecto y de gratitud. El Papa Francisco diría, que ha sido un pastor con olor a oveja, que vivió hasta el último día con actitud de servidor”.

“Sencillo, fraterno, afable, transparente, simpático, discreto, y a la vez, sincero, recto, amante de la justicia, sin sacar las cuentas de los costos que ésta tiene para quien la encarna humanamente”, agregó.