Miles de manifestantes fueron autorizados el martes a entrar en la sede del gobierno y el cuartel general de la policía de Bangkok, en un intento de las autoridades tailandesas de calmar una crisis política que provocó violentos enfrentamientos.

“El objetivo es crear una buena atmósfera para que las celebraciones del cumpleaños del rey [el jueves] tengan lugar bajo buenos auspicios, y el rey esté contento”, declaró el vice primer ministro, Surapong Tovichakchaikul, a la televisión.

Tras asediar la sede del gobierno desde hace varios días, los manifestantes pudieron entrar en el recinto este martes y pasearse, tomándose incluso fotos con los policías. Al rato se fueron por su propio pie, como ya hicieron hace unos días al tomar la sede del ejército de tierra.

“Para reducir la tensión entre los manifestantes y la policía, se abrieron las barreras permitiendo que los manifestantes entrasen al recinto”, explicó el centro de crisis gubernamental.

“Podrá haber conversaciones después del cumpleaños del rey”, que se celebra el jueves, indicó Paradorn Pattanatabut, jefe del Consejo de Seguridad Nacional. “Llevará tiempo resolver la crisis mediante la negociación”, añadió.

Sin embargo, el líder de las manifestaciones pidió a sus seguidores que sigan luchando porque el objetivo final es derrocar al gobierno.

“Es una victoria parcial. Pero no es la final, ya que el régimen sigue en pie. Todavía no podéis volver a casa, debemos proseguir nuestra lucha”, afirmó Suthep Thaugsaban a sus seguidores.

La oposición, que llegó a congregar hasta 180.000 personas en la calle, desafía la autoridad de la primera ministra Yingluck Shinawatra desde hace varias semanas, acusándola de ser la marioneta de su hermano Thaksin, derrocado de la jefatura del gobierno por un golpe de Estado en 2006.

¿VICTORIA DEL “EJÉRCITO POPULAR”?

Yingluck Shinawatra partió de la capital hacia el balneario de Hua Hin, donde vive el rey Bhumibol, para preparar las celebraciones del 86º cumpleaños del reverenciado monarca que tendrá lugar el jueves.

Y aunque la primera ministra permanece en su puesto, la oposición proclamó su victoria.

“La victoria está en manos del ‘ejército popular’. Nosotros podemos tomar todos los edificios clave del gobierno”, aseguró Issara Somchai, uno de los dirigentes de la contestación, ante una multitud eufórica congregada en el Monumento de la Democracia, lugar simbólico de las manifestaciones.

La policía defendía desde hacía días la sede del gobierno, el lugar más simbólico del poder, con gases lacrimógenos, balas de caucho y cañones de agua.

Pero el martes, los bloques de hormigón y los alambres de púas fueron apartados para permitir el ingreso de los manifestantes, que entraron al complejo masivamente y sin resistencia.

Las mismas escenas fueron vistas por periodistas de la AFP en el cuartel general de la policía metropolitana de Bangkok, al cual entraron miles de manifestantes el martes.

El jefe de la policía metropolitana, el teniente general Kamronwit Thookrajang, abucheado por la muchedumbre debido a su estrecha relación con Thaksin, había afirmado el martes por la mañana que sus tropas no impedirían el ingreso de los manifestantes, ya que el cuartel general “pertenece al pueblo”.

Los manifestantes, una alianza de burgueses conservadores vinculados al Partido Demócrata y grupúsculos ultramonárquicos, tienen un odio profundo a Thaksin que se extiende a su hermana, quien dirige el gobierno desde 2011, después de una amplia victoria en las urnas del partido pro Thaksin Puea Thai.