Por Antonio Díaz, Cristobal Huneeus y Marta Lagos.

El 17 de noviembre se eligen 120 diputados, dos por cada distrito, y 19 senadores, dos por cada circunscripción senatorial. Aunque todos los 13,5 millones de chilenos inscritos tienen derecho a votar, el sufragio de cada uno no tiene el mismo impacto para elegir un parlamentario.

En el distrito más grande de Chile, el D20 (Maipú, Estación Central y Cerrillos) hay casi 550.000 chilenos inscritos, mientras que en el distrito más pequeño, D6 (Vallenar, Alto del Carmen, Caldera, Huasco, Freirina, Tierra Amarilla) son alrededor de 85.000 chilenos los que están inscritos, una diferencia de 6,34 veces.

Sin considerar las diferencias en candidatos y porcentaje de gente que vota, un candidato a diputado en el distrito D20, necesita 6,34 votos por cada voto que necesita un candidato a diputado en el distrito D6. O dicho de otra forma, en Vallenar el voto vale 6.3 veces más que en Maipú.

Una vez elegido los parlamentarios, su voto cuenta lo mismo en el Congreso. Los votos de los diputados de los diez distritos más grandes, que representan a 3,8 millones de chilenos, valen lo mismo que los votos de los diputados de los diez distritos más pequeños, que representan a 1,2 millones de chilenos.

El Sistema electoral no da lo mismo y los líderes no han sabido explicar al público en general las consecuencias de las distintas formas de representar. El cambio del sistema binominal, la forma como se representan los electores en el parlamento es el corazón de la democracia.

Los electores no saben los tecnicismos de la ley electoral pero se dan cuenta que hay algo que no funciona bien, ellos no se sienten debidamente representados. Claramente, necesitar 6.34 votos o un voto no da lo mismo para llegar a ser legislador. Un elector que vota en un distrito grande tiene menos poder que un elector de un distrito chico.

No somos todos iguales en este sistema electoral, no vale la frase “cada voto vale lo mismo”. Hay votos que valen mas que otros.

Y esta es solo una de las distorsiones de nuestro actual sistema electoral. El que vive en Santiago tiene menos poder con su voto que el que vive en esas otras comunas.

Por Antonio Díaz, Cristobal Huneeus y Marta Lagos.

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