Los bomberos australianos intentaban contener la mañana del lunes varios incendios en el sureste del país para evitar que se junten y se cree un “megaincendio” cerca de Sídney.

Más de 200 viviendas fueron destruidas y otras 120 sufrieron desperfectos por los incendios declarados hace unos días en el Estado de Nueva Gales del Sur, afectada por la sequía y unas temperaturas inusitadamente altas.

Decenas de incendios fueros apagados pero 58 seguían avanzando y 12 se consideraban descontrolados. Una espesa humareda blanca seguía flotando encima de Sídney.

La prioridad de los servicios de auxilio era este lunes sofocar un incendio que arrasó 40.000 hectáreas cerca de Lithgow, a dos horas de carretera al oeste de Sídney.

Los bomberos temen que la subida de temperaturas anunciada para el martes y miércoles incremente de nuevo la violencia del fuego y lo funda con otro, en las Montañas Azules, para formar un megaincendio que podría amenazar varias zonas habitadas.

“No creo haber empleado nunca la palabra ‘megaincendio’”, declaró el jefe de bomberos del Estado, Shane Fitzsimmons. “Pero basándome en los datos meteorológicos disponibles, es muy probable que ambos incendios (…) se fusionen un momento dado”.

Los bomberos pasaron la noche haciendo cortafuegos para impedirlo.

Fitzsimmons desmintió en cambio que los 76.000 habitantes de las Montañas Azules, la cadena montañosa cercana a Sídney, fueran a ser evacuados. La población del pueblo de Bell sí fue invitada a abandonar el lugar.

El Estado de Nueva Gales del Sur (sureste de Australia) decretó el estado de emergencia este domingo, lo cual autoriza a los bomberos a evacuar por la fuerza a los habitantes, que pueden ser multados si no obedecen.