El año 1998 es para Chile sin duda uno de los más difíciles de olvidar. Esto, porque a la vuelta a los mundiales de fútbol que revolucionó al país, tras la sanción interpuesta por la FIFA por el “Condorazo” en el Maracaná, se suma el arresto que sufrió Augusto Pinochet en Inglaterra.

Lo último, luego de que el ex general del Ejército y Comandante en jefe las Fuerzas Armadas viajara por un tratamiento médico especializado a la The London Clinic a principios de octubre, lugar donde el 16 del mismo mes fue capturado por una orden de detención internacional, emitida por el juez Baltazar Garzón, debido a las innumerables acusaciones de tortura durante su período como máxima autoridad chilena.

Casi un mes después, específicamente el 12 de noviembre, el presidente de Chile, Eduardo Frei, se trasladó a Sudáfrica en lo que fue la primera visita oficial de Estado de un mandatario nacional a las tierras que gobernaba Nelson Mandela desde 1994.

En ese contexto, el primer presidente de raza negra de Sudáfrica no se guardó nada en el arribo de Frei y recordó las dictaduras en ambos países, según la Agencia EFE, cuando Pinochet se mantenía en arresto domiciliario. “La memoria de la opresión y la represión es aún fresca y dolorosa para nuestros pueblos”, sentenció Mandela, en un hecho que consignó el Diario El Sur de Concepción el 13 de noviembre del citado año.

Y es que el mandatario sudafricano fue uno de los que debió soportar en carne propia la dureza del “apartheid” (sistema segregacionista y racista que imperó antes de su Gobierno), con 27 años encarcelado, 18 de ellos en la apartada prisión de Isla Robben, actualmente clausurada y declarada por Unesco como patrimonio histórico de la humanidad.

“Cuando Sudáfrica buscó la manera de cerrar las heridas abiertas por la inhumanidad del apartheid miró a Chile como una guía para establecer su Comisión de la Verdad y la Reconciliación”, añadió Mandela en la recepción de Frei, en clara alusión a los graves hechos cometidos por la dictadura de Pinochet y que posteriormente comenzaron a ser resarcidos con la llegada de Patricio Alwyn al poder.

En la ocasión, el presidente del país africano añadió que “es de esperar que sudafricanos y chilenos se interesen especialmente en sus experiencias mutuas… saben que el proceso de hacer frente a ese pasado es largo y difícil”.

Además, también explicó que copiaron algunas de las cosas de la transición chilena y también de las que no se llevaron a cabo. Una de éstas, fue realizar múltiples declaraciones respecto a la gente que había visto atropellados sus Derechos Humanos, a quienes de manera pública se les daba la oportunidad para que sus represores pidieran disculpas públicas, para que se llevara a cabo una sentida reconciliación.

“No podemos sino beneficiarnos de una profundización de nuestros nexos… sabemos que, en una era de creciente interdependencia, la solución a los problemas que afrontamos está más allá de nuestras capacidades individuales”, concluyó en su intervención Mandela.

La especial visión de Margaret Thatcher: Mandela terrorista, Pinochet demócrata

Pero el anterior no es el único capítulo en común que tienen Nelson Mandela y Augusto Pinochet.

Esto, porque existió una figura política de trascendencia mundial que tuvo palabras para ambos personajes y que repercutieron en el resto del planeta: Margaret Thatcher.

La “dama de hierro” inglesa, reconocida seguidora de Pinochet, no tuvo compasión con el líder sudafricano a quien calificó como terrorista.

“El Congreso Nacional Africano -de Nelson Mandela- es una típica organización terrorista… Quienquiera que crea que el CNA irá a liderar el gobierno de Sudáfrica es que vive en una nube”, sentenció Thatcher en 1987, consignó ‘The Independent’.

En tanto, sólo elogios recibió el general chileno de parte de la ex primer ministra británica. “Estoy muy consciente que usted trajo de regreso la democracia en Chile”, fue la frase de la autoridad europea en su momento, que además agradeció el respaldo del ejército nacional a los ingleses en la guerra de las Malvinas.

Esta diferencia de juicio le pesó a Thatcher aún tras su muerte, el 8 de abril del presente año, pues el prestigioso medio ‘The Guardian’ publicó una editorial de su columnista Seumas Miles, donde se pedía no realizar un funeral con honores de Estado a la ex autoridad. “Denunció a Nelson Mandela como terrorista, defendió al dictador fascista chileno Augusto Pinochet, recalentó la Guerra Fría y lanzó la policía militarizada contra los sindicalistas y las comunidades de negros”, publicó el periódico.