Un centenar de barras de Independiente Rivadavia, la mayoría encapuchados, agredió a los jugadores del club, que pelea por evitar el descenso en el torneo de la Primera B Nacional de Argentina, tras irrumpir en la práctica vespertina.

De acuerdo al relato de Diego Caballero, atacante del cuadro mendocino, a la televisora TyC Sports, “estábamos haciendo la práctica de fútbol, pensando en el partido del domingo, cuando escuchamos ruidos en el portón principal. Vimos que entraron a romper todos los autos y tirando bombas molotov y después nos agredieron”.

“De terror lo que vivimos, lamentablemente hoy nos tocó a nosotros. Gracias a Dios estamos bien y la podemos contar, pero no hubo un muerto de milagro. Tengo una herida abajo de la rodilla derecha con un arma blanca, me tuvieron que dar seis puntos”, añadió el futbolista en la entrevista, quien confesó que “no hubo un muerto de milagro” y que se pareció a “una guerra”.