En el Tribunal Oral en lo Penal de Santa Cruz, se leyó este martes la sentencia en contra de Eugenio Mujica Mujica (71), empresario agrícola que fue acusado por el Ministerio Público por el delito de tráfico de migrantes y para quien se dictó un pena remitida de 3 años y la obligación de pagar una multa de 72 UTM.

Cabe señalar que el órgano persecutor, a través del Fiscal Víctor Bobadilla, logró acreditar la participación de Mujica en el ilícito, luego de que se estableciera que el 14 de febrero del año 2012, facilitara la entrada ilegal a Chile, de 43 ciudadanos de nacionalidad peruana, los que había contactado previamente en Tacna.

Habría sido en esa ciudad peruana, donde el imputado sostuvo al menos dos reuniones con las víctimas, a quienes invitó a trabajar en sus predios ubicados en la comuna de Santa Cruz, en la Región de O’Higgins, prometiéndoles el pago de 30 dólares diarios, más el traslado, alojamiento y alimentación. Ese mismo 14 de febrero, Mujica acompañado de los 43 ciudadanos peruanos, trasladados en un bus que el mismo empresario contrató, los instó a mentir en los controles migratorios chilenos del Complejo fronterizo Chacalluta, indicando que su ingreso a Chile era en calidad de turistas.

Ya en Arica, el empresario trasladó a los migrantes a una notaría, donde les hizo firmar los contratos de trabajo, para posteriormente trasladarlos en un bus que el mismo Mujica contrató, hasta la Región de O’Higgins, para que el mismo día de su arribo, es decir, el 16 de febrero de 2012, comenzaran con las tareas laborales encomendadas en la cosecha de ciruelas en su predio en la localidad de Isla de Yaquil, Santa Cruz.

Con estos antecedentes presentados ampliamente por el fiscal de la causa, el Tribunal Oral, resolvió condenar a Mujica como autor del delito consumado de tráfico de migrantes.

Para el Fiscal Bobadilla, “este fallo, además de establecer el delito de promoción y facilitación de la entrada ilegal a Chile con ánimo de Lucro de los 43 migrantes peruanos, da cuenta de que se establecieron las deplorables condiciones laborales de estos migrantes, quienes padecieron hambre y frío mientras trabajaban para él”.

El persecutor además explicó que: “tras este juicio, quedó claro el engaño del imputado, quien ofreció condiciones laborales muy ventajosas que no se cumplieron, y que las verdaderas intenciones del acusado era de obtener mano de obra muy barata, vulnerable y absolutamente dependiente”.