Un fanático del fútbol puede llegar a ser muy irracional cuando sus colores están involucrados en un partido de alto vuelo y trascendencia.

Ocurrió ayer, mientras se jugaba el encuentro entre Manchester United y Real Madrid por los octavos de final de la Champions League.

Un cotejo de dientes apretados, en el que cada acción era clave, como la jugada que causó la expulsión de Nani, donde su falta sobre Arbeloa fue castigada con tarjeta roja, cuando los hinchas del conjunto inglés, y muchos neutrales, vieron sólo una infracción que merecía amarilla.

La furia se apoderó de los “Red Devils”, pero hubo un forofo que fue más allá de lo debido. En Nottinghamshire, un teléfono es levantado y marca un número.

¿El destino? Nada más ni nada menos que la Policía. Un aficionado de 18 años, preso de la rabia que le provocó la decisión del juez turco Cuneyt Cakir vista por televisión, sintió que era un asalto en el que la fuerza policial debía intervenir.

Una vez finalizado el encuentro, el seguidor entregó las disculpas del caso, reconociendo que se dejó llevar por la pasión del partido.

La policía de Nottinghamshire pidió a los habitantes de la zona que “se lo piensen dos veces” antes de llamar y solicitar sus servicios.