Las grandes potencias e Irán retoman el martes próximo en Almaty, Kazajistán, sin muchas expectativas de éxito, las negociaciones sobre el programa nuclear iraní, que habían sido interrumpidas a mediados de 2012.

En las negociaciones participan el Grupo 5+1 -integrado por los cinco países del Consejo de Seguridad de la ONU con poder de veto (Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia) y Alemania- y la delegación iraní encabezada por el negociador Saed Jalili.

El último ciclo de discusiones tuvo lugar en Moscú en junio de 2012 y se interrumpió cuando el Grupo 5+1 pidió a Irán que suspendiera el enriquecimiento de uranio a 20%.

El Grupo 5+1 teme que a mediano plazo, gracias a sus reservas de uranio y la tecnología acumulada, Irán fabrique uranio enriquecido a 90%, lo que le permitiría fabricar la bomba atómica.

Irán por su parte afirma que enriquece el uranio solamente para un uso civil, hasta 5% para la producción de energía eléctrica y hasta 20% para alimentar su laboratorio de investigación médica.

Irán, país firmante del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), sostiene que ese acuerdo le permite enriquecer uranio.

El Consejo de Seguridad de la ONU condenó el programa nuclear iraní seis veces. Cuatro de esas condenas incluían sanciones.

Desde 2010, un embargo económico y petrolero decidido por las potencias occidentales sumergió a Irán en una grave crisis económica.

El Grupo 5+1 afirmó que en Almaty van a actualizar en forma sustancial su propuesta para que Irán tome en cuenta sus inquietudes.

Sin embargo, analistas y diplomáticos no se hacen mayores ilusiones sobre el resultado de las negociaciones sobre todo después de que el jueves la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) anunciara que Irán había comenzado a instalar centrifugadores más modernas, IR-2m, en su sitio de enriquecimiento de Natanz, centro de Irán.

En ese sitio, Irán enriquece uranio a 3,5% y 20% con más de 12.000 centrifugadoras IR-1 de primera generación.

“Las posiciones siguen muy alejadas por el momento”, dijo un embajador europeo que requirió el anonimato.

“Encaramos las discusiones con un sentimiento de urgencia pero no se trata de un sprint”, dijo otro diplomático occidental.

Según medios de prensa, las grandes potencias ofrecerán aliviar el embargo sobre el comercio de oro y metales preciosos a cambio del cierre de una central de enriquecimiento de uranio.

Pero Irán se mantiene firme en la exigencia de que los occidentales suspendan las sanciones y que se reconozcan sus derechos nucleares, incluidos el de enriquecer uranio sin restricciones.

“Si se quiere que las negociaciones tengan éxito rápidamente, es necesario que reconozcan nuestros derechos totalmente”, dijo el 18 de febrero pasado Ramin Mehmanparast, portavoz del ministerio iraní de Relaciones Exteriores.

“Paralelamente, según una fórmula acordada por ambas partes, tomaremos medidas para despejar sus inquietudes”, explicó Mehmanparast.

Estados Unidos dijo días pasados que estaba dispuesto a un diálogo directo con Irán, pero el guía supremo iraní, el ayotalá Alí Jamenei, rechazó cualquier diálogo bajo amenaza.

Estados Unidos e Israel no descartan eventuales ataques militares en vistas a frenar el programa nuclear iraní si no se logra una solución diplomática.