Este viernes comienza el carnaval en Río de Janeiro, donde su alcalde Eduardo Paes, entregará simbólicamente al rey Momo las llaves de la ciudad, así como todos sus poderes durante los cinco días que dura la fiesta, que incluye los suntuosos desfiles en el Sambódromo.

Cuerpos sudados que bailan al ritmo de una samba contagiosa: este erótico escenario se repite en cada esquina de Rio de la ciudad durante el carnaval, una fiesta de transgresión y fantasía en la que todos los excesos están permitidos.

Desde hace 15 días, durante los fines de semana, multitudes de personas ya toman las calles de la ‘cidade maravilhosa’ en los llamados ‘blocos’, fiestas callejeras que para muchos son el verdadero carnaval carioca por ser accesible a todos.

No importa el color o la posición social, lo importante es gozar la fiesta. La cerveza va de un lado a otro, mientras los chicos ruegan besos a las muchachas que pasan con su contoneo característico.

Y claro, hay mucha creatividad a la hora de diseñar los disfraces, con muchas referencias a la corrupción y al fútbol.

Las fachadas de los edificios del centro de la ciudad son protegidas con tablas y andamios, mientras que la policía refuerza la seguridad de esta ciudad que será una de las sedes de la Copa del Mundo de fútbol en 2014 y que acogerá también los Juegos Olímpicos en 2016.

El gobierno de Rio de Janeiro estima que unas 900 mil personas (un 5,8% más que en 2012) visitarán la ciudad y gastarán unos 665 millones de dólares en la mayor fiesta al aire libre del planeta, informó a la AFP la Oficina de Turismo.

La fiesta servirá, además, para tratar de olvidar la tragedia que enlutó al país la semana pasada, cuando 238 personas murieron en un incendio en una discoteca en el sur del país.

El carnaval de Rio de Janeiro es conocido mundialmente por sus impresionantes desfiles en la avenida Marqués de Sapucaí, situada en el centro de la ciudad, que es donde se extiende el Sambódromo bordeado por las tribunas diseñadas por el fallecido arquitecto Oscar Niemeyer.

Las 12 principales escuelas de samba que compiten este año ofrecen un viaje que comienza en el barrio de Ipanema, donde el compositor Vinicius de Moraes cantó a la más famosa ‘garota’ del mundo, hasta un homenaje de la escuela Portela a Madureira, un popular suburbio de clase media emergente, donde la samba vibra en cada esquina.

“Vinicius cumpliría 100 años en 2013 y es una de las figuras más importantes de la cultura brasileña”, dijo a la AFP el carnavalesco Alex Sousa, cerebro del desfile de la escuela Uniao da Ilha, que rinde homenaje al gran compositor popular brasileño.

El viaje, que también rinde homenaje a las regiones amazónicas del país, traspasa las fronteras y llega a Alemania -de la mano de Unidos da Tijuca, campeona de 2012- y Corea del Sur, con la escuela Inocentes de Belford Roxo.

Cada escuela gasta de dos a cinco millones de dólares para organizar sus desfiles, bajo sospecha de ser financiados en gran parte por la mafia de los juegos clandestinos, aunque cada vez más empresas brasileñas y extranjeras invierten en el Carnaval, televisado para el mundo entero.

En los galpones de la ‘cidade do samba’, cientos de personas trabajan como hormigas para terminar a tiempo los miles de trajes y los carros alegóricos, que recorrerán los 720 metros de largo del Sambódromo ante 72.500 privilegiados espectadores.