Unos 500 campesinos, que acatan una huelga indefinida en rechazo de la minera canadiense Candente Copper al norte de Perú, fueron dispersados con bombas lacrimógenas por la policía cuando intentaban tomar el campamento minero, informó la policía.

“Los pobladores del distrito de Cañaris, provincia de Ferreñafe, región Lambayeque, fueron dispersados cuando se dirigían a tomar el campamento minero de la empresa Candante Copper, ubicado a unos 4.000 metros de altitud”, informó un vocero de la policía a la prensa regional tras asegurar que no habían heridos ni detenidos.

Los ‘comuneros’ aseguraron que continuarán con las protestas hasta que el gobierno les asegure que se retirará la empresa minera, mientras tanto no participarán en ningún diálogo, según informó la emisora RPP.

Las autoridades enviaron al menos 200 policías al distrito de Cañaris para desbloquear la ruta que lleva a la minera, informó el coronel Jorge Linares, jefe regional de la policía.

Los pobladores se oponen al proyecto Cañariaco, que pretende producir 262 millones de libras de cobre al año, porque temen que pueda afectar el medio ambiente de la región, sus fuentes de agua y sus cultivos, mientras la empresa sostiene que no existen riesgos de contaminación.

Linares había dicho antes del enfrentamiento que “no hemos desbloqueado la zona porque los comuneros han llevado niños; la huelga se realiza de manera pacífica, no se han registrado desmanes hasta el momento”.

El jefe policial informó que un promedio diario de 80 campesinos se dirigía desde el lunes hacia el campamento minero Cañariaco para realizar una vigilia.

Por su parte, el presidente de la comunidad campesina de Cañaris, Cristóbal Barrios, dijo al diario El Comercio que la medida de protesta sólo se levantará si un alto comisionado del gobierno llega al lugar para conocer los problemas generados por la minería.

El dirigente señaló que las autoridades deben atender los reclamos regionales y luego empezar un diálogo para ver la posibilidad de poner en marcha una minería responsable.

A inicios de enero Candente Copper recibió autorización oficial para el uso del agua y reinició la excavación de pozos exploratorios, luego que en diciembre los campesinos retuvieron a tres geólogos de la minera, a quienes liberaron luego de 24 horas.