Hubo un total de 9 heridos, 2 detenidos, cientos de testigos y millares de curiosos en el mundo entero que siguieron el denominado “Tiroteo de Valparaíso”.

Fue cerca de las 14:10 horas cuando los teléfonos de La Radio comenzaron a sonar incesantemente. Se escuchaban voces asustadas e incrédulas que sólo decían “hay disparos aquí en la Plaza O’Higgins” (a metros del congreso nacional). En menos de 2 minutos nuestro móvil ya estaba en el lugar. Pero para ser honesto, nada sorprendió. Riñas y pendencias que se arrastraban desde el pasado 18 de septiembre, literalmente “gatillaron” que Emilio Díaz Labra de 22 años, las emprendiera con una escopeta en contra de su rival de turno y no dudara en percutar e intentar darse a la fuga. Para dar más espectacularidad a la terrorífica escena, fueron los propios transeúntes quienes detuvieron al autor de los disparos.

La historia no es distinta a la de las películas, reportajes o series que sin lugar a dudas, generan los libretos perfectos para sazonar los hechos de la vida real.

Amenazas y pendencias que se habían originado las pasadas fiestas patrias en el Parque Alejo Barrios en Valparaíso, a pasos del popular estadio de Playa Ancha. Fue ahí la génesis de una historia que puso a Valparaíso las páginas rojas del mundo. Especialmente del turismo.

El apetecido mercado de los “Anticuchos”, al que ambas familias se dedicaban, fue la causa. Un segmento económico en una sociedad de libre competencia, donde arrebatar los consumidores a los otros deja espacio a todo. Hasta a amenazas y balazos. Pero cuidado… no es muy distinto a lo que ocurre en otros giros, con la única diferencia que los protagonistas no son gerentes o acaudalados empresarios y su equipo de abogados, sino “micro pymes” como podría decir un snob economista, quienes sólo cuentan con su entorno para defenderse en el mundo del negocio.

Amenazas y riñas que se refrescaron la mañana del 7 de enero, haciendo que Díaz prometiera volver a cobrar venganza. Fue a las 14:08 cuando cumplió su palabra y regresó, pero con una escopeta. Fue increpado por familiares del objeto de su ira pero no dudo en disparar, dejando 9 personas lesionadas.

El protagonista de esta historia al ver el espectáculo, digno de una película de Capone, intentó huir. A las pocas cuadras fue detenido por transeúntes y familiares de las víctimas.

Fue ahí cuando este joven de 22 años casi fue -literalmente- linchado. Se quebró una bate de béisbol en 3 partes contra su cuerpo. Con un machete se le propinó diversas heridas. Se le intentó cortar los dedos, lo que impidió la rápida confirmación de su identidad pues recordemos que dijo tener 15 años y no sus honrosos 22, que lo ubica en lo más elevado del mundo delictual local. Recién ahí se logró determinar que tenía las ya trilladas “ordenes de detención pendientes”.

Estos incidentes se suman a la muerte de la joven estudiante de pedagogía en el sector de Bellavista (a metros del edificio de la intendencia regional) tras recibir una “bala loca” en su rostro, o a la muerte del joven canadiense integrante de la Unesco, quien trabajaba en Chile y decidió pasar la noche de año nuevo mirando los afamados fuegos artificiales sin pensar que serían los últimos, y que apareció muerto en una quebrada de 9 metros donde nadie vio nada. Todo en las ultimas 2 semanas.

¿Será que el centro de Valparaíso es inseguro? La respuesta es obvia. Pero no más inseguro que los cerros del puerto o barrios peligrosos de las principales ciudades del país, donde estos hechos casi calcados no se reportan, no se informan y no se denuncian. Motoristas que cruzan las calles disparando. Enfrentamientos a balazos por las noches y una sociedad que se encierra más día a día.

Seguramente Díaz intento cuidar su negocio, su honor y mejorar su imagen, pero en el centro de la ciudad. Lo mismo que las disputas de narcos aquí y en todo Chile. En el fondo todas resultan ser disputas económicas por un mercado apetecido que genera buenísimas utilidades, donde la autoridad se hace la desentendida. La droga, el alcohol, el sexo y -sumemos ahora- los anticuchos

No en vano Díaz quiso ser un verdadero “Choro del Puerto”, pues business is business.

Mauricio Barrientos
Director de Radio Bío Bío en Valparaíso