El presidente afgano Hamid Karzai inicia este martes una visita de cuatro días a Estados Unidos, mientras su par estadounidense Barack Obama evalúa cuán rápido conviene retirar las tropas desplegadas en Afganistán, y si es oportuno dejar una fuerza residual más allá de 2014.

Las fuerzas de combate extranjeras tienen previsto abandonar Afganistán al final del año que viene, más de una década después de iniciarse la invasión que derrocó al régimen talibán en 2001, pero el país sigue asolado por la violencia islamista.

Las autoridades estadounidenses contemplan dejar en el lugar entre 3.000 y 9.000 soldados para impedir que los militantes de Al Qaida regresen al poder y que los talibanes tomen Kabul, la capital.

Pero la presión crece para que Obama ponga un punto final a esta guerra, en medio de fuertes recortes presupuestarios en detrimento de la defensa y la ira generada tras un “disparo del interior” llevado a cabo por un soldado afgano contra otro de la ISAF, la fuerza de la alianza atlántica (OTAN) en Afganistán.

Más de 60 soldados extranjeros murieron en 2012 por “tiros del interior”, que sembraron desconfianza y amenazan con perturbar la preparación de las fuerzas afganas.

“Si Obama no encuentra la manera de no dejar ningún soldado, debería aprobar que quede una cantidad mínima”, señaló el New York Times esta semana en un editorial que calificó al gobierno de Karzai de “profundamente corrupto”.

Obama mantendrá conversaciones con su par afgano en la Casa Blanca este viernes, después de que éste se haya reunido la víspera con la jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton.

Autoridades estadounidenses señalaron que la decisión sobre cuántos soldados habrán de quedar en Afganistán más allá de 2014 se tomará durante la visita de Karzai.

Las conversaciones también incluirán temas relativos al equipamiento y el fortalecimiento de las tropas afganas, esfuerzos por negociar la paz con los insurgentes liderados por los talibanes y un acuerdo sobre seguridad duradera con Estados Unidos, informó el equipo de Karzai.

La cantidad de soldados extranjeros presentes en Afganistán ya disminuyó de unos 150.000 a 100.000. De éstos, 66.000 son estadounidenses, de un total de 100.000 que estaban desplegados allí.

Se prevé que hacia finales de 2014, el ejército y la policía afganos tomen la responsabilidad total de la seguridad, de la que se encargan por ahora los soldados de la OTAN, pero sigue habiendo preocupación sobre si estarán en condiciones de enfrentar a las diferentes facciones beligerantes en el país.

Karzai expresó que respaldaba la presencia de soldados en Afganistán después de 2014, pero aún se están negociando aspectos sensibles como la inmunidad para los militares estadounidenses y la transferencia de detenidos bajo custodia afgana.

Washington descartó mantener soldados en Irak luego de que Bagdad se negara a garantizar la inmunidad a sus efectivos.

Las relaciones entre Karzai y Washington se vieron perturbadas en los últimos años y se teme que la atención hacia ese país, muy dependiente de la ayuda internacional, desaparezca con la retirada de los soldados estadounidenses.

Un comunicado de la Casa Blanca previo a la visita de Karzai señaló que Obama preveía “una alianza duradera entre Estados Unidos y Afganistán”.

El saliente secretario de Defensa, Leon Panetta, hizo énfasis en que, de quedar una fuerza residual, se concentraría en combatir a Al Qaida, protegida por el gobierno talibán derrocado tras la invasión que siguió a los ataques del 11 de septiembre de 2001.

Las conversaciones del viernes surgen pocos días después de que Obama formara su equipo de seguridad y anunciara sus candidatos para encabezar el Departamento de Estado, el Pentágono y la CIA.

El jueves, Karzai también tiene previsto visitar en un hospital estadounidense a Asadulá Khalid, su jefe de seguridad, herido en un ataque en Kabul el mes pasado.