La conocida ópera “Un baile de máscaras” de Giuseppe Verdi, una composición dotada de hermosas arias y duos, aparte de sus excelente partes corales llegó el sábado a la pantalla del Teatro Nescafé de las Artes, como un nuevo título de los doce de esta cuarta temporada que se emite en directo, vía satélite desde el Metropolitan Opera House de Nueva York (Met), por el sistema H.D. que se presenta en 64 países de todo el mundo.

En la ocasión, los aficionados chilenos que concurrieron a esta brillante exhibición fílmica, pudieron comprobar que en ella se privilegió a la parte cantada. El director David Alden desplegó un lugar de ensueño, atractivo para esta dramática historia de celos y venganza y los protagonistas, plenamente al servicio de la trama, brindaron momentos arrebatadores con sus voces y su dotes teatrales para emotivos roles.

Sólo puntos altos hubo en la parte vocal, partiendo con el tenor argentino Marcelo Álvarez en el rol del Rey en conflicto; la soprano estadounidense Sondra Radvanovsky como Amelia, el objeto de su pasión secreta. El barítono ruso Dmitri Hvorostovsky es su marido sospechoso y la soprano coreana-norteamericana.Kathleen Kim (poderosa en el rol de la muñeca de “Los Cuentos de Hoffmann”), se luce como el paje Oscar. La mezzo estadounidense Stephanie Blythe, fue muy aplaudida como la vidente Ulrica. Dirigió a una perfecta orquesta del Metropolitan, el maestro italiano Fabio Luisi.

Destaquemos el aria “Di tu si fedele” (primer acto), con Marcelo Alvarez y coro; “ve se di notte” (segundo acto) Dmitri Hvorostowsky y coros; y “Eri tu” (acto tercero) Hvorostowsky.

Un baile de máscaras (título original eni taliano Un ballo in maschera) es una ópera en tres actos con música de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de Antonio Somma , basado en el libreto de Eugéne Scribe para la ópera Gustave III (1833) de Daniel Francois Auber, que se basó vagamente en el asesinato histórico del rey Gustavo III de Suecia.

El tema era bien conocido porque había sido usado por otros compositores, incluyendo a Daniel Auber para su ópera de 1833 , Gustavo III, o El Naile de Máscaras y más tarde por Saverio Mercadante, para su ópera Il reggente en 1843.

En 1792, el rey de Suecia, Gustavo III, fue asesinado, como resultado de una conspiración política contra él. Recibió un tiro mientras estaba en un baile de máscaras y murió 13 días más tarde por sus heridas. Para el libreto, Scribe conservó los nombres de algunas de las figuras históricas implicadas, la conspiración y el asesinato en un baile de máscaras. El resto de la obra – las caracterizaciones, el romance, la adivinación del futuro, etc. – es invención de Scribe y la ópera no es exacta históricamente.

Sin embargo, para convertirse en Un baile de máscaras que se conoce hoy, la ópera de Verdi (y su libreto) se vio obligado a sufrir una serie de transformaciones, causadas por una combinación de normas de censura tanto en Nápoles como en Roma, así como por la situación política en Francia, en enero de 1858.