Una tarde gris y escenas de profunda tristeza acompañaron el responso fúnebre y posterior sepultación de María Jesús y María Ignacia, las siamesas curicanas que lograron sobrevivir exactamente 61 días tras haber nacido en el hospital de emergencia de esta ciudad.

Un pequeño ataúd color blanco, inundado de tiernos peluches, contenía los cuerpos de las pequeñas que a pesar de todos los intentos médicos no pudieron ser separadas, debido a lo frágil del corazón rudimentario de una de las niñas, la que durante todo el proceso debió permanecer con ventilación mecánica.

Jorge González y Erica Latorre, padres de las siamesas, fueron acompañados por una gran cantidad de curicanos que llegaron hasta el templo de la Iglesia Matriz, momento en el que con absoluta tranquilidad y resignación agradecieron el afecto de todos.

“Estamos muy tristes, no teníamos expectativas para la sobrevida de nuestras hijas. Durante estos dos meses, las disfrutamos cada segundo, por lo que las aprovechamos al máximo”, declaró su padre.

Agregó que “nos dejaron una enseñanza muy linda, que en la vida hay que luchar hasta el final y ahora gracias a Dios ellas están descansando”, dijo Jorge González.

Después del oficio religioso, presidido por el sacerdote Mauricio Jacques, las menores fueron sepultadas en el Cementerio Municipal de Curicó.