La programación 2012-2013 del Metropolitan Ópera House de Nueva York, que además se trasmite en directo vía satélite a 64 países, trajo al Teatro Nescafé de las Artes de esta ciudad, una estupenda versión de “La Clemencia de Tito” de Wolfgang Amadeus Mozart, interpretada por un elenco especializado en barroco, con una producción estilizada de Jean-Pierre Ponnelle.

La obra se ha trasformado en uno de los montajes más aclamados del legendario director Harry Bicket, y con el tenor Giuseppe Filianoti en el rol estelar de Tito, en una brillante performance.

Sin embargo, la estupenda mezzosoprano de Riga (Latvia), Elina Garanca, en el rol masculino (travesti) de Sesto y la magnífica soprano italiana Bárbara Frittoli como Vitelia, ofrecieron verdaderas clases magistrales con sus interpretaciones.

Igualmente hay que destacar la participación de la soprano inglesa Lucy Crowe, como Servilia; la mezzosoprano estadounidense Kate Lindsey, en el rol travesti de Annio y el también bajo estadounidense Oren Fradus, como Publio.
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Estrenada en el Teatro de Praga en 1791, y basada en los fragmentos de “La vida de los Césares”, de Suetonio, la ópera se desarrolla en el siglo I D.C., en los tiempos del Imperio Romano, cuando el emperador Tito se ve envuelto en una conspiración preparada por la hija del gobernante depuesto, su amada Vitelia (la mezzo Bárbara Frittoli), quien urde un plan para asesinarlo y así recobrar el poder; circunstancias que ponen a prueba su bondad y clemencia ante el pueblo.

El austriaco Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) es considerado como uno de los genios indiscutibles en la historia de la ópera con títulos legendarios como “Las bodas de Fígaro” (1786), “Don Giovanni” (1787) y “Cosi fan tutte” (1790) y al que le siguió La clemencia de Tito (1791), un encargo precipitado en medio de la creación de la “La flauta mágica” (1791), estrenada 10 semanas antes de su prematura muerte, a los 34 años.

La hermosa música, clásica y romántica a la vez de Mozart, es particularmente apreciada en esta ópera, en que se suceden recitativos, arias, duos, incluso tríos, de estupenda textura y con notables interpretaciones, con un sexteto de cantantes, en que sólo hay puntos altos.