Tras la embriaguez del triunfo y el festejo, Praga y toda la República Checa se despertaron este lunes con la resaca del festejo de un logro anhelado, la Copa Davis de tenis, pero, como siempre quedarán dudas, se harán hipótesis y elucubraciones, ¿qué le ocurrió a la ‘Armada española’?

España llegó al 02 Arena a defender un título que conquistó cinco veces, tres de ellas en los últimos cinco años. Sin Rafael Nadal, pero con un equipo de ensueño que, perfectamente podría haber regresado con la ‘ensaladera’ una vez más en su equipaje.

Sin embargo, con más estrategia que tenis, los anfitriones plasmaron el sueño que les producía insomnio desde hacía más de tres décadas, cuando la antigua Checoslovaquia, con un joven Ivan Lendl a la cabeza, logró el título en 1980 apabullando a Italia 4-1.

El capitán Jaroslav Navratil hizo una apuesta peligrosa pero que, inclusive ayudado por la suerte, terminó por ganar. Dejó toda la responsabilidad en manos de sus dos mejores tenistas, Tomas Berdych y el veterano Radek Stepanek, incluso en el dobles sabatino, lo que los obligó a jugar tres duros encuentros en otros tantos días. La dupla de Lukas Rosol e Ivo Minar sólo era una pantalla de cara al sorteo del jueves pasado.

Por supuesto, lo checos también se apoyaban para plantarle cara a un rival superior en los papeles en su condición de anfitriones y en las características de la pista rígida y ultrarrápida del moderno complejo de Praga.

Lo primero pasó al anecdotario tan rápido como la carpeta sobre la que se jugó puesto que, si bien los locales se podrían sentir más cómodos por estar más habituados, la ‘Armada’ le tomó enseguida las referencias a ese suelo verde y extraño.

En cuanto a la hinchada, quizás sólo pesó en el quinto partido entre Nicolás Almagro y Radek Stepanek, porque los españoles eran muchos menos en las gradas pero se hicieron sentir.

De cara al gran público, el capitán español Alex Corretja aceptó con mucha hidalguía la derrota, pero también se veía que la procesión pasaba por dentro.

Todavía sigue vigente la polémica de la no inclusión del quinto jugador del equipo, Feliciano López, siendo el toledano de 31 años un gran especialista en superficies rígidas. Su enojo trascendió más allá del entorno inmediato de la Roja, pero aunque las apariencias después parecían salvadas en aras de la unidad del equipo, la cosa aparentemente no terminó allí.

Con la ausencia de Rafael Nadal, seriamente lesionado de una rodilla, un gran David Ferrer lideró a los suyos. El alicantino, de 30 años, quien vivió la mejor temporada de su carrera, fue un azote para los checos y, sin miramientos, pasó por arriba a los dos buques insignias locales, a los que aplastó a cada uno en su turno en tres sets.

En cambio, ‘Nico’ Almagro arañó el viernes el triunfo ante Berdych, pero lo dejó pasar. El sábado, la dupla del dobles, generalmente un partido decisivo en los enfrentamientos parejos, integrada por los barceloneses Marcel Granollers y Marc López, ganó un primer set magistral pero, Stepanek sacó a relucir toda su astucia y de paso remolcó a un indolente y frío Berdych para ganar las tres mangas siguientes y el punto.

El domingo, tras otro recital de Ferrer, Almagro tenía la responsabilidad de ganarle a un fatigado Stepanek. Comenzó jugando tetanizado, pero por la mitad del segundo set comezó a recuperar sus referentes, ganó el tercero y pudo hacerlo en el cuarto. La pregunta quedó flotando: ¿qué hubiese pasado en una eventual quinta manga?

Las cifras cantan y son definitivas, los checos lograron su ‘ensaladera’. ¿La ‘Armada Roja’? No se puede decir que la regaló, pero una vez que pasó la aduana de Praga le permitió irse de paseo por la hermosa ciudad, al menos durante un año más.