Tras 17 días, alrededor de 300 mil personas visitaron FILSA este año. La oferta fue amplia: 250 escritores chilenos y extranjeros, más de 12.000 m2 de exhibición y 150 stands con lo mejor de la industria editorial, se despiden hasta el próximo año en la Estación Mapocho.

Después de casi tres semanas de funcionamiento desde su inauguración el pasado 25 de octubre, llegó a su fin la 32º versión de la Feria Internacional del Libro de Santiago (FILSA), evento literario, cultural y artístico que este año logró una asistencia de aproximadamente 300 mil personas, según su organizador, la Cámara Chilena del Libro.



La cifra representa un crecimiento de 15% en comparación a 2011, reafirmando a FILSA como una de las tres ferias del libro más importantes de la región, junto a la FIL de Guadalajara y la Feria del Libro de Buenos Aires.



Este año, la Feria fue inaugurada por el Presidente Sebastián Piñera y su homólogo ecuatoriano Rafael Correa, cuyo país fue el invitado de honor. Además, Correa aprovechó la ocasión para presentar en Chile su libro Ecuador: de Banana Republic a la No República, conformado por varios ensayos académicos realizados en varias de sus etapas profesionales.



La presencia de Ecuador sin duda fue una de las mayores atracciones de la Feria, partiendo por los 19 escritores que participaron en distintas instancias del programa literario y cultural, y el despliegue que el país hizo en el Hall Central de la Estación Mapocho, con una infraestructura de casi 700 m2 donde exhibió buena parte de su producción literaria, artesanías, junto a otras muestras culturales y medioambientales.



Como es costumbre FILSA se convirtió en una oportunidad única de compartir con autores consagrados y también con muchos otros emergentes, sumando 250 los escritores que se dieron cita en FILSA este año. De los primeros, destacaron Fernando Savater, Julia Navarro, François Dosse, Alberto Manguel, Tzvetan Tódorov, Juan Villoro y el dibujante Ricardo Siri, más conocido como Liniers, junto a los chilenos Jorge Edwards y Pedro Lemebel. Y entre los jóvenes, los extranjeros Dani Umpi, Julián Herbert, Santiago Roncagliolo, Ignacio Alcuri y Andrés Neuman, quienes participaron, además, de los Diálogos Latinoamericanos, instancia organizada por la Cámara Chilena del Libro y el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, y que trataron sobre materias que cruzan a la literatura latinoamericana como la violencia, su vínculo con la música, las posibilidades del cuento y la tradición humorística, entre otras.



Junto a la agenda literaria, este año la Feria Internacional del Libro de Santiago también llevó adelante una programación cultural diseñada en conjunto con otras entidades, como la Corporación Cultural Estación Mapocho, las Fundaciones Pablo Neruda y Gabriela Mistral, Universidad de Chile, Ministerio de Educación, el Consejo Nacional del Libro y la Lectura, la Asociación de Editores de Chile, y la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

Entre las actividades destacaron conversatorios especialmente preparados para la Feria sobre poesía, educación y movimientos sociales, múltiples conciertos, obras de teatro, danza y talleres sobre fomento lector especialmente enfocados en los niños.



En el ámbito de la formación, tuvieron lugar en la Estación Mapocho, jornadas profesionales, de educación y de bibliotecología, que reunieron a expertos chilenos y extranjeros, entre estos últimos Fernanda Rosas, argentina, Directora Ejecutiva de Amazon para Latinoamérica; Mario Sepúlveda, especialista español en propiedad intelectual; y Luis Chitarroni, escritor, editor y crítico literario, Premio al mejor editor del año 2012 en Argentina.



Magallanes y la Antártica Chilena fue la región invitada especial durante esta versión, presencia que le permitió al público conocer las obras de Mateo Martinic, Carlos Vega, Pavel Oyarzún, Oscar Barrientos y Alfredo Prieto, entre otros. La delegación incluyó la participación de escritores, músicos, diseñadores y editoriales.



Finalmente, en el contexto de FILSA se hizo entrega al escritor mexicano Juan Villoro del Premio Iberoamericano de Literatura José Donoso 2012. También de los Premios a la Edición que otorga la Cámara Chilena del Libro a la obra chilena mejor editada y publicada; la Premiación Medalla Colibrí, organizada por IBBY Chile y el Centro Lector de Lo Barnechea, y los premios Amster-Coré, al diseño y la ilustración editorial, entregados por el Consejo de la Cultura y las Artes, a través del Consejo del Libro.