El prestigioso paleontólogo que inspiró a Steven Spielberg para hacer “Jurassic Park”, Jack Horner, lleva adelante un ambicioso proyecto para resucitar un dinosaurio.

En conversación con el diario español ABC durante su reciente visita a Madrid, el científico de la Montana State University señaló que en cinco años -o “si tenemos mala suerte, en siete como máximo”, según sus palabras- veremos un dinosaurio vivo.

Horner explicó que para llevar a cabo el proceso “partiremos de un embrión de pollo y, mediante ingeniería genética, le haremos dar marcha atrás en el tiempo hasta sacar el dinosaurio que lleva dentro. No será, al principio, un dinosaurio completo, pero sí que tendrá muchas de sus características”.

“El resultado será un animal completamente nuevo, un ‘pollosaurio’ (o ‘dinopollo’), con muchas de las características físicas propias de los dinosaurios. Se trata de conseguir ‘dar marcha atrás’ a la evolución y resucitar en el pollo una gran cantidad de rasgos propios de los dinosaurios, desde el tamaño a los dientes o las garras”.

Con respecto a por qué se escogió un pollo afirmó que son dos las razones. “La primera es que conocemos su genoma a la perfección; y la segunda porque entre todas las aves, las gallinas son quizá las más comunes”.

Asimismo añadió que “no hemos podido obtener ADN de dinosaurio por otros medios. Se ha demostrado que del ámbar es imposible extraer ADN (tal y como hacían en “Jurassic Park) y de los huesos fósiles, pero tampoco se pudo. Encontramos hace unos años algunos muy esperanzadores, de una hembra de Tiranosaurio, y logramos aislar tejidos blandos y vasos sanguíneos, pero no ADN. Por eso decidimos utilizar ADN moderno”.

El experto aclaró además que no se trata de una modificación genética propiamente tal, sino que de una reactivación de genes atávicos del ADN, haciendo que éstos “vuelvan a expresarse”.

“Lo primero es encontrar una serie de genes específicos en el genoma de la gallina. Buscamos tres en concreto, los necesarios para activar el tamaño, para que haya o no dientes y los que transformaron las garras originales en alas. Se trata de alterar los niveles de determinadas proteínas reguladoras de la expresión genética, en concreto de aquellas que han suprimido esas características dinosaurianas en las aves. Las aves son dinosaurios, llevan su mismo ADN, así que lo que hacemos es intentar que de un dinosaurio salga otro dinosaurio”, dijo Horner, revelando que ya han encontrado uno de esos genes.

Al ser consultado sobre cómo será el “pollosaurio”, el científico indicó que “el resultado será una gallina con dientes y garras, aunque por el momento del mismo tamaño que las actuales. Después probaremos a hacerlas más grandes”.

Por otro lado, el especialista afirmó que en el futuro “será posible devolver a la vida a cualquier miembro de un grupo muy concreto de dinosaurios, los terópodos, que son de los que descienden las aves. Es decir, todos aquellos que eran carnívoros y caminaban sobre sus dos patas traseras”.

Por último, descartó que fue peligroso devolver a la vida los dinosaurios. “Como mucho, podremos conseguir animales que se parezcan a los dinosaurios, no se trata de tener por ahí tiranosaurios o velociraptores sueltos”