El gobierno ecuatoriano envió al Congreso un proyecto de reforma tributaria que crea nuevos impuestos para la banca privada destinados a financiar el aumento de un subsidio a los pobres, una iniciativa que calentó la campaña para las elecciones presidenciales de febrero.

La propuesta, cuyo debate arranca este viernes, tiene carácter urgente, por lo que la Asamblea dispone de un mes para aprobarla o rechazarla. El oficialismo cuenta con el principal bloque, pero no con la mayoría.

La “ley de redistribución del gasto social” plantea un impuesto de 3% sobre los ingresos gravables de las instituciones financieras y una nueva tasa de 0,25% mensual sobre sus activos en el exterior, pudiendo ser de 0,35% si están en paraísos fiscales.

También sugiere eliminar un beneficio que permite a los banqueros reducir el impuesto a la renta mediante la reinversión de ganancias en créditos productivos, según había adelantado el presidente Rafael Correa.

El mandatario estima que con estas medidas se podrán traspasar unos 240 millones de dólares de utilidades de la banca a los más pobres, mediante un aumento de 35 a 50 dólares mensuales, a partir de enero, del Bono de Desarrollo Humano (BDH), un subsidio creado en 1998 que beneficia a 1,9 millones de personas.

“Va a ser una de las redistribuciones de ingreso más espectaculares de la historia del país”, afirmó recientemente el gobernante, anotando que será un “paquetazo pero ya no para los pobres sino para los banqueros”.

El proyecto aclara que los recursos “no van a ser necesariamente destinados en su totalidad para financiar el BDH, sino que también podrían ser utilizados para otras actividades redistributivas de riquezas”.

En su justificación, el texto subraya que el sector financiero tuvo un “profuso crecimiento económico en los dos últimos años”, registrando utilidades contables por 601 millones de dólares en el ejercicio 2011, equivalentes a un alza del 36% frente a 2010.

La propuesta tiene un fuerte tinte electoral, pues Correa la lanzó hace dos semanas luego de que el banquero y candidato presidencial de derecha Guillermo Lasso prometiera un incremento similar del BDH si gana las elecciones el 17 de febrero.

El gobernante, que en el pasado adoptó otras medidas que restaron poder a la banca, no descarta buscar la reelección, aunque su candidatura recién se definirá el 10 de noviembre en una asamblea del movimiento Alianza País.

“Mire el favor que nos ha hecho la derecha, porque no me atrevía a hacer estas cosas por falta de consenso. Pero si la propuesta viene de ellos, asumo que lo hay”, justificó Correa, en el poder desde 2007 y que lidera ampliamente la intención de voto, según encuestas.

Lasso propuso costear el reajuste con una disminución del presupuesto para la publicidad oficial, pero el presidente, quien se refiere al postulante de derecha como “el candidato de la banca y de los medios”, le acusó de mentir indicando que ese rubro es de 20 millones de dólares.

Hace una semana, la Asociación de Bancos Privados del Ecuador dijo que sus 26 agremiados ya aportan al Estado 309 millones de dólares por diferentes conceptos, y advirtió que el planteamiento del gobierno sería “un factor de debilitamiento al sistema financiero”.

“Si el presidente quiere estatizar la banca, que lo diga claramente sin darse vueltas”, lanzó esta semana Fidel Egas, titular del Banco Pichincha, el más grande del país.

Correa sostiene que la constante en Ecuador ha sido “socializar las pérdidas, especialmente de la banca”, y que su gobierno en cambio redistribuirá las ganancias de ese sector, a cuyos antiguos representantes acusa de haberse quedado con el 59% de los depósitos de los clientes (unos 1.941 millones de dólares) durante la crisis de 1999, que derivó en la dolarización de la economía.

Las elecciones en Ecuador tendrán lugar el próximo 17 de febrero.