El entrenador argentino de Brasil, Rubén Magnano, es el forjador de la generación dorada del básquet argentino: la llevó al oro en Atenas-2004 y ocho años después tiene ante sí la misión de echarla de los que posiblemente serán sus últimos Juegos Olímpicos, los de Londres.

Brasil y Argentina se miden el miércoles en los cuartos de final del torneo olímpico y enfrente de Magnano estarán Emanuel Ginóbili, Andrés Nocioni y Luis Scola, que actualmente superan la treintena.

De su mano, apenas superados los 20 años, se dieron a conocer en el Mundial de Indianápolis 2002, propinándole la primera derrota a un equipo estadounidense formado por profesionales de la NBA.

Esa victoria quedó en el recuerdo de los aficionados más que la plata conseguida al final. Lo que es de difícil olvido es el oro que consiguieron en los Juegos de Atenas en 2004, batiendo de nuevo a Estados Unidos en semifinales.

Magnano y Ginóbili pueden presumir de que Estados Unidos tuviera que bautizar a una de sus selecciones como “el equipo de la redención”, el de Kobe Bryant que acudió a Pekín-2008 a vengar las afrentas argentinas y que se llevó el oro. Argentina fue bronce.

“Puedo hablar bastante del equipo argentino. Me preocupa bastante el hambre de gloria que no perdió. Es un equipo por naturaleza ganador, es duro jugar contra un equipo así”, explicó Magnano sobre sus pupilos de antes, rivales del miércoles.

Magnano es un entrenador apreciado por la prensa. Es elocuente, no elude preguntas y las responde huyendo de los lugares comunes.

Nació el 9 de octubre de 1954 en Villa María, en la provincia de Córdoba, y empezó su carrera de técnico en el club argentino Atenas, en 1990. Tras entrenar también a Luz y Fuerza y a Boca Juniors, asumió, en el año 2000, la dirección de Argentina.

Abandonó la selección en 2004 y entrenó en la liga italiana, la española y de nuevo en Argentina, hasta que en 2010 asumió la conducción de Brasil, al que devolvió a unos Juegos Olímpicos por primera vez desde Atlanta-1996.

Magnano cuenta con una buena cosecha, la del pivot Nené Hilario (Washington Wizards), Leandro Barbosa (Indiana Pacers), Thiago Splitter (San Antonio Spurs), y Anderson Varejao (Cleveland Cavaliers).

No es la primera vez que el entrenador se enfrenta a sus pupilos. Lo derrotaron en la final del preolímpico de Mar del Plata (80-75), en noviembre de 2011.

La rivalidad entre ambos países es notoria. Al saber que Brasil sería su rival en cuartos, Ginobili la resumió así: “queremos ganarnos mutuamente juguemos lo que juguemos, desde el ping-pong hasta esto”.

Para Magnano, entrenar a Brasil es parte de su trabajo. “Una posibilidad laboral”, explicó. “Estas posibilidades laborales de trabajar fuera de tu país pasan por los resultados obtenidos”.

Resultados logrados en parte con una generación a la que el miércoles, paradojas del destino, podría echar el cierre.