Cuando a Kobe Bryant se le ocurrió decir que su selección podría ganar a la de 1992, los miembros del Dream Team original se burlaron de él, desde Michael Jordan a Larry Bird. El jueves presentó la primera prueba con el 156-73 que Estados Unidos le endosó a Nigeria.

En las declaraciones que causaron la polémica, Bryant dio sus razones para afirmar que él, Lebron James, Kevin Durant o Carmelo Anthony podrían ganarle un partido al Dream Team.

“Eran mucho más altos que nosotros, con (David) Robinson, (Patrick) Ewing (Karl) Malone (…) Pero algunos de los aleros eran mucho más viejos, estaban al final de sus carreras. Nosotros tenemos un montón de jóvenes purasangres, la clase de tipos que quieren competir”

“Así que, no sé, sería un partido duro pero creo que podríamos ganarlo”, sentenció.

Los integrantes de aquel equipo le respondieron burlonamente. “Hacer esa comparación no es lo más inteligente que ha hecho”, replicó Michael Jordan.

“Probablemente podrían (ganarnos). Yo no he jugado en 20 años y ya soy muy viejo”, replicó Larry Bird. Charles Barkley sostuvo que “aparte de Kobe, Lebron y Kevin Durant, nadie podría jugar en aquel equipo”.

Si gana el oro en los Juegos Olímpicos de Londres, el equipo de Bryant podrá mirar de frente al de Magic Johnson, al menos con los números en la mano.

La paliza a Nigeria supera todo lo hecho en un solo partido por el Dream Team. El equipo de los Juegos Olímpicos de Barcelona ganó todos sus encuentros anotando más de 100 puntos pero sin pasar de los 127 que le hizo a Brasil. La máxima diferencia la logró ante Angola (116-48, 68 puntos).

Los 156 puntos son la máxima anotación lograda por un equipo en la historia de los Juegos Olímpicos. Carmelo Anthony encestó 37 puntos, más que cualquier otro estadounidense en un partido internacional, y lo hizo en sólo 14 minutos en juego, con diez triples en doce intentos.

Los equipos del resto del mundo son mejores ahora que hace 20 años y están plagados de jugadores curtidos en la NBA. De los doce equipos que compiten en Londres, sólo Túnez no tiene a un hombre en la liga profesional estadounidense.

La salida a Juegos Olímpicos y Mundiales a partir de 1992 de los profesionales estadounidenses acabó por fortalecer indirectamente a sus rivales. Aquellos que sobresalían tenían un hueco en la NBA, como el croata Toni Kukoc, que llegó al Chicago Bulls tras la final de Barcelona-1992 o los españoles Rudy Fernández y Marc Gasol, que dieron el salto tras Pekín-2008.

Si en 1992 la liga profesional estadounidense tenía 21 jugadores extranjeros, en la temporada 2011-2012 esa cifra se había multiplicado por tres.

El escolta argentino Emanuel “Manu” Ginóbili, argentino, y el base Tony Parker, francés, ambos de los San Antonio Spurs, llegan a Londres con tres “anillos” de la NBA cada uno, y el ala-pivot español Pau Gasol, de Los Angeles Lakers, con dos.

Son figuras excepcionales en sus países pero ya no son pioneros solitarios. A ellos les siguieron otros que ya están curtidos en el vértigo de la NBA, como el ala-pivot argentino de los Houston Rockets Luis Alberto Scola, el español Serge Ibaka, de los Oklahoma Thunder, o el propio hermano de Gasol, el pivot Marc, puntal de los Memphis Grizzlies.