Actualmente el campamento “La Tranquilidad” de Concepción, está lejos de pasar sus días tal como su nombre lo indica. Desde la construcción del Mall Mirador Bío-Bío, que se emplaza en la Costanera penquista, sus habitantes viven en “alerta” por un eventual desalojo, pero no tienen lugares donde trasladarse a vivir, ni soluciones que las autoridades estén pensando para ellos.

Madres solteras, separadas, 17 familias en total, 22 niños que asisten a jardines infantiles y escuelas, viven a vista y paciencia de los penquistas que a diario transitan por la costanera de Concepción. Allí, a un costado de una oreja del puente Llacolén, en la postal de contraste con la modernidad, el armatoste de un enorme centro comercial, el mall mirador Bío-Bío.

Y viven en ese lugar desde antes del terremoto, sin luz ni agua, con ayudas de construcciones cercanas que les aportan una manguera para cocinar y lavarse a diario.

Dicen haber postulado a subsidios, pero con puntajes altos, que no entienden ni comparten, no tienen proyectos de erradicación a la vista, no tienen atención de autoridades, sólo la palabra empeñada del Gobernador penquista quien les prometió, según relataron, que no serían desalojados, al menos de manera abrupta ni a la fuerza.

Mireya Soto, la presidenta del comité de este campamento, llamado “La Tranquilidad” relató con dignidad la situación en la que viven.

Asimismo Karina Santos, madre de dos pequeños, quien vive con una pensión mensual de 50 mil pesos, da cuenta que nadie se ha acercado a ellos, no saben si el terreno ya pertenece al Mall o al Serviu, ni siquiera algún organismo los contabilizó para el último sistema frontal donde se las arreglaron en soledad.

Saben que llegará el momento de la fotografía de rigor, la postal del contraste, un mall a un costado de un campamento, con viviendas improvisadas que han ido arreglando. De momento Serviu sigue recopilando datos ante consultas de La Radio, sin respuesta concreta respecto de cuál es el real panorama de este pedacito de Concepción.