Dieciséis civiles afganos, entre ellos niños y ancianos, murieron a manos de un soldado estadounidense que este domingo salió de madrugada de su base en la provincia de Kandahar, bastión talibán del sur de Afganistán, para llevar a cabo la matanza.

“Entré en tres casas y conté 16 muertos, incluyendo niños, mujeres y personas de edad”, relató un periodista que se hallaba en el lugar.

“En una casa, había diez personas, entre ellas mujeres y niños, que fueron muertos y quemados en una habitación. Otra mujer yacía, muerta, a la entrada de la casa”, relató.

“En otra casa”, situada en otro poblado “cuatro personas yacían muertas. Vi sus cuerpos tirados en una pieza. Había dos ancianos, un menor y una mujer”, relató el periodista, que vio también los restos de otra personas en una tercera casa.

El presidente afgano Hamid Karzai condenó y calificó este domingo de “imperdonable” la matanza.
“Cuando hay afganos que mueren deliberadamente a manos de las fuerzas estadounidenses, se trata de un acto de asesinato, terrorista e imperdonable”, expresó Karzai en una declaración.

“No puedo explicar las motivaciones tras esas acciones insensatas, pero en ningún caso eran autorizadas por la ISAF”, observó el general Adrian Bradshaw.