Con el objetivo de obtener reivindicaciones la el gobierno brasileño acusa a la policía huelguista por asustar a la población, y teme que la protesta se extienda por el país en vísperas del Carnaval, que atrae a millones de turistas.

“Asistimos a un aumento de situaciones de vandalismo en estas huelgas”, dijo el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, al diario Estado de Sao Paulo.

“Vemos un aumento de situaciones que buscan sembrar el pánico entre la población, actitudes inaceptables de parte de policías”, subrayó.

En ocho días de huelga policial en Bahía, se han registrado 120 asesinatos, la mayoría en la región metropolitana de Salvador, además de robos, saqueos, tiroteos e incendios de vehículos y comercios, según datos de la Secretaría de Seguridad Pública de Bahía. El promedio es de 15 asesinatos por día, más del doble del promedio de 2011.

El gobernador Jaques Wagner sugirió que los Policías Militares (PM) huelguistas pueden estar ligados a esta masacre, que es investigada por la policía civil, y les acusó de intentar intimidar a la población.

“Fueron asesinadas personas que viven en la calle. No tengo cómo acusar a éste o aquél, pero esto forma parte de una táctica”, dijo Wagner a la televisión Globo.

Las negociaciones entre el gobierno de Bahía y los policías huelguistas -unos 200 de los cuales ocupan desde hace ocho días el parlamento local- fracasaron el martes.

Los policías en huelga exigen un aumento de salario y amnistía para sus 12 líderes, para los cuales la justicia emitió órdenes de arresto. El gobierno de Bahía acepta el alza salarial pero de forma progresiva, en tres años, y rechaza el indulto de los líderes y otros policías que hayan violado la ley.

Según las autoridades, menos de un tercio de los 31.000 policías de Bahía están en huelga. Para restablecer el orden, 3.500 soldados y policías de élite fueron desplegados en la ciudad, unos mil de ellos en torno al legislativo.

El líder de los huelguistas, el socialdemócrata Marco Prisco (oposición), uno de los policías amotinados en la Asamblea Legislativa, es un rival político del gobernador Wagner, que pertenece al Partido de los Trabajadores (PT, izquierda, en el poder).

Frente a la amenaza de una epidemia de huelgas en el país, el gobierno de Dilma Rousseff ha desempolvado un proyecto de ley de 2007 que restringe el derecho de huelga de los funcionarios que cumplen servicios esenciales y exige un mínimo de 40% en sus puestos de trabajo.