Estados Unidos apuesta a avances modestos pero concretos en la conferencia de las Naciones Unidas sobre el clima que se inaugura este lunes en Durban, Sudáfrica, sin que ello signifique que esté dispuesto a sumarse a un acuerdo.

Negociadores de más de 190 países se darán cita en Durban desde el lunes hasta el 9 de diciembre para tratar de focalizar el proceso de lucha contra el calentamiento global emprendido por la ONU. Los países pobres reclaman prolongar el Protocolo de Kioto, que nunca fue ratificado por Washington.

“Trabajamos de manera constructiva con los chinos”, dijo recientemente Todd Stern, negociador estadounidense en materia climática. Advirtió, sin embargo, que su país se niega a adherir a cualquier acuerdo que le establezca obligaciones “si el conjunto de las principales economías no están igualmente sujetas” al mismo.

Estados Unidos, dijo el jeraca a la prensa, no se siente involucrado en la suerte que pueda correr el Protocolo de Kioto, ratificado por 141 países y cuya primera parte expira a fines de 2012.

“Kioto no está en las mesa de negociaciones para Estados Unidos, pero no vemos que ello sea un obstáculo” para el desarrolo de la conferencia de Durban, dijo.

Firmado en 1997 y vigente desde 2005, Kioto es el único acuerdo internacional que apunta a reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) resultado de actividades humanas. Sólo los países desarrollados -con la notable excepción de Estados Unidos- aceptaron someterse a él.

Japón, Rusia y Canadá advirtieron sin embargo que no seguirán asumiendo obligaciones que Estados Unidos no asume, y a las que también escapan China e India.

China es el país más contaminante del planeta actualmente, desplazando a un segundo puesto a Estados Unidos, pero este último es, y de lejos, el más contaminante si se toman como referencia las emisiones por habitante.

La postura estadounidense podría conducir a la conferencia de Durban a un callejón sin salida.

La Unión Europea advirtió que se niega a embarcarse en nuevos objetivos de reducción de sus emisiones de gases con efecto invernadero en el marco de un Kioto 2 sin un compromiso de parte de Estados Unidos, China y otros grandes contaminantes de adoptar principios que conduzcan a un tratado de respeto obligatorio hacia 2020.

Según Stern, las negociaciones van a concentrarse sobre todo en el período 2012-2020 y apuntarán a consolidar los acuerdos de principio establecidos en Cancún, México, en 2010.

Estos últimos conciernen la protección de los bosques, los métodos de verificación de los objetivos de reducción de las emisiones de CO2 anunciadas por variospaíses, y la creación de un “Fondo verde” destinado a recaudar hasta 100.000 millones de dólares por año de aquí a 2020 para ayudar a las naciones más vulnerables al recalentamiento.

Elliott Diringer, del Center for Energy and Climate Solutions, un instituto privado de investigación basado en Washington, sostuvo que “las discusiones en Durban estarán centradas sobre todo en estructurar un acuerdo y evaluar el nivel de las ambiciones” de las partes.

Los países deberían “concentrarse en mayor grado en acciones a nivel nacional para establecer condiciones que permitan a la larga un compromiso obligatorio” sobre una reducción de las emisiones de CO2, dijo a la AFP.

Pero los problemas económicos, el período electoral en el cual ingresa el país, y la fuerte oposición de los legisladores pertenecientes a Estados que dependen del carbón y del petróleo, conforman un panorama que no favorece en nada un cambio de comportamiento de parte de Estados Unidos.

El último sondeo de la empresa Gallup mostró que el 53% de los estadounidenses considera actualmente al calentamiento climático como una amenaza grave, contra 63% dos años antes.